Durante los siguientes días se dedicaron a preparar la defensa de la prisión. Evitaron las salidas, sólo lo hacían cuando no les quedaba más remedio. Gracias al arsenal de la cárcel tenían bastantes armas y munición, pero de vez en cuando necesitaban salir a por comida, sobre todo para Judith.
Star estaba en la celda que ahora compartía con Rick dando de comer a la niña, aunque su mente estaba muy lejos de allí. Sabía que les había prometido a Rick y sus hermanos que no haría ninguna tontería, pero cada día le costaba más mantener esa promesa. Una parte de ella estaba convencida que lo mejor para todos sería que fuera a por el gobernador. Había logrado que Michonne le diera la ubicación de Woodbury. Judith se movió soltando el biberón.
- ¿Qué pasa cariño? - dijo Star – Se que se lo prometí a tú papá pero creo que no voy a poder mantener esa promesa. Si ese hombre se presenta aquí y os hace algún daño nunca me lo perdonaría. Sólo espero que me pueda perdonar.
Star besó a la niña y la acostó. Sabía que lo que iba a hacer no estaba bien, pero ya no podía esperar más. Sacó su vieja mochila y comprobó lo que tenía en ella. Su Beretta 92 del ejército estaba dentro al igual que suficiente munición. También tenía dos cuchillos de caza y un machete. Lo volvió a guardar todo de nuevo en la mochila y después de echar un último vistazo a la niña fue a su antigua celda donde dejó la mochila. Volvió a la sala y le pidió a Beth que vigilara a la niña.
- ¿Todo bien?
- Sí. Voy a la enfermería. Quiero asegurarme que tenemos bastantes suministros.
- Si necesitas ayuda avísame, puedo ir con Judith y ayudarte.
- Gracias Beth, te avisaré si necesito algo.
Star fue a la enfermería y se sentó ante la mesa que tenía allí. Beth no lo sabía pero ya había comprobado los suministros el día anterior, ahora sólo necesitaba un sitio tranquilo donde pensar. Tenía que pensar en como abandonar la prisión sin que sus hermanos y Rick la descubrieran. Habían decidido que nadie saldría solo esos días y sabía bien que a ella no la dejarían ni intentarlo. De repente se le ocurrió una idea, a lo mejor funcionaba.
Salió de la enfermería y se dirigió a la sala donde encontró a su objetivo.
- ¿Podríamos hablar un momento?
Carol la miró extrañada. Desde que le había dicho todo lo que pensaba sobre ella Star la había evitado y procuraba no hablar con ella. Movida por la curiosidad asintió y siguió a Star a la enfermería.
- Siéntate por favor – dijo Star al entrar.
- ¿Qué quieres Star? - preguntó Carol al sentarte.
- Pedirte un favor. Me gustaría que esta noche me relevaras durante la última hora de la guardia. Tengo que salir de la prisión y ni Rick ni mis hermanos deben enterarse.
- ¿Por qué crees que yo te ayudaría? Se lo podrías pedir a Beth o Maggie, estoy segura de que lo harán encantadas.
- No creo que ellas lo hicieran sin avisar a Rick o mis hermanos. Sin embargo, se que tú me quieres fuera de aquí. El gobernador es un tipo peligroso, quiero ir a buscarlo antes de que él venga a por nosotros.
- ¿Por qué quieres ir a buscarlo? ¿Tienes complejo de heroína?
- No Carol, no soy ninguna heroína, nada más lejos de la realidad. Pero ese hombre tiene una deuda pendiente conmigo. ¿Me ayudarás?
- ¿Y en que posición quedo yo cuando Rick y tus hermanos se enteres que te he ayudado?
- Por eso quiero hacerlo una hora antes de que acabe la guardia. Nadie tiene que saber quien me ayudo.