Ayudar.

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El sábado por la mañana Alice las dejó en casa, finalizando así la supuesta fiesta de pijamas.

—¿Cómo les fue?, ¿se divirtieron?

—Si, fue divertido... muy de chicas. —respondió Bella, yendo a la cocina por un refrigerio.

—Tienes un mensaje de Jacob. —agregó levantando la voz para que alcanzara a oírlo. —No dormiste mucho, ¿cierto? Te ves cansada. —señaló el rostro de Adara.

No era necesario que se viera en un espejo, sabía exactamente a lo que se refería Charlie. Con cada día que pasaba su cuerpo iba entrando en la madurez, lo que significaba que, además del tono dorado que sus ojos estaban adquiriendo, su sed se volvía más fácil de controlar, lo cual era un alivio, pero también, alimentarse con menos regularidad hacía que pequeñas manchas oscuras adornaran sus ojos como si fueran consecuencia de un mal sueño.

—Tenía demasiada energía como para dormir. —se limitó a decir.

Charlie asintió y caminó a la cocina en busca de Bella. Había estado reteniendo la respiración mientras conversaba con su padre por lo que en cuanto Adara tomó una bocanada de aire mientras subía a su habitación percibió un dulce y fresco aroma que la puso alerta.

Entró a la habitación de Bella pues era la que más dulce olía, encontrándola mucho más ordenada de lo que su hermana solía mantenerla.

"Tal vez fue Alice cuando vino por nuestras cosas." Pensó para sus adentros, tratando de calmar el creciente pánico. Revisó una vez más la habitación de forma superficial, sintiendo que algo faltaba, que algo se le estaba escapando.

Corrió a su habitación antes de que Bella la viera. Su habitación también estaba ordenada, la cama estaba tendida mejor de lo que ella la había dejado, la ropa no sobresalía amontonadamente de su ropero y las diademas y listones que de vez en cuando usaba para adornar su cabello estaban acomodados por tamaños, en lugar de por color, como a ella le gustaba.

Además, faltaba una. No estaba segura de cual, no solía prestarles mucha atención, pero podía jurar que algo hacía falta. Una vez más sentía que algo se le estaba escapando.

El mal presentimiento aumentó cuando escuchó a Edward llegar, sintiendo que él estaba tan nervioso como ella. Bajó las escaleras brincando cada dos escalones y fue a abrir.

—Alguien estuvo aquí. —comenzó.

—Uno de los nuestros. —por la expresión en su rostro Adara supo que no hablaban de su familia. Edward sacó su teléfono rápidamente, marcando un número. —Alguien estuvo aquí, no sé, si, tú y Emmett vayan, yo las llevaré a casa. —colgó en el momento justo en que Bella apareció.

unos momentos después Adara escuchó un ruido en el segundo piso, alertándola todavía más en un parpadeo ya estaba en su habitación.

—Tranquila, vamos a revisar los bosques. —las manos de Jasper se posaron sobre sus hombros, buscando calmarla.

—Yo voy con ustedes.

—No. Edward las llevara a ti y a Bella a casa, Emmett y yo nos haremos cargo.

—La ayuda de Adara nos vendría muy bien. —intervino Emmett, siendo apoyado por Adara que asentía energéticamente. —Es fuerte, recuerda.

Cuando Jasper asintió resignado Adara y Emmett trataron -sin éxito- de esconder su sonrisa triunfante.

Adara no sabía muy bien que hacer, por lo que se limitó a imitarlos. Con Emmett a la cabeza los tres se internaron en el bosque, buscando cualquier rastro de algún extraño, cualquier aroma.

Turmalina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora