Instrucción.

2.3K 266 4
                                    

—Nadie te juzgará por estar asustada.

Adara negó mientras trataba de recogerse el cabello con una liga. Los castaños mechones se salían de la pequeña coleta entre más trataba de arreglarlo.

—Emmett se burlará.

Frustrada se quitó la liga, lanzándola al suelo. Se cepilló el cabello rápidamente y salió por la ventana con Jasper siguiéndola. Después de unos segundos de correr por el bosque Edward se les unió con Bella montada en su espalda.

Cuando Jasper y Edward se detuvieron Adara reconoció el lugar de inmediato; estaban en el campo de beisbol donde hacia más de un año se habían encontrado con James y su clan. Pensar en Laurent la puso nerviosa, haciendo que, sin notarlo realmente, recorriera el terreno con la vista, buscándolo.

En lugar de encontrarse con el causante de su nueva existencia alcanzó a ver a Sam. Se sentía tan lejana la ultima vez que lo había visto que le sorprendió un poco lo enorme que era.

Tras el lobo negro se desplegaba una formación como V, donde Adara alcanzó a contar nueve lobos más. Por alguna razón se sintió nerviosa de saber que la manada había crecido.

—Te usará de ejemplo para mostrar cómo no hacerlo. —se burló Emmett, pasando a su lado.

—No gracias a ti.

Rosalie y Jasper compartieron miradas por un segundo, reprimiendo una risita.

El circulo informal de los Cullen se convirtió en una línea recta con Emmett y Jasper a cada orilla. Adara se aferraba al brazo de Jasper con la vista clavada en los brillantes ojos de Sam.

—Bienvenidos. —Carlisle dio un paso al frente lleno de cautela.

—Gracias. —respondió Edward con voz apagada. Adara sonrió, segura de que se trataba de Sam. —Venimos a ver y escuchar, nada más.

—Es más que suficiente. —respondió Carlisle. —Mi hijo Jasper tiene experiencia en este asunto. El nos va a enseñar cómo luchar, cómo derrotarlos.

—Quieren saber en que son diferentes a nosotros.

—Todos ellos han sido transformados hace poco, la sangre humana aun perdura en sus tejidos lo que los hace más veloces, más fuertes.

Hubo un corto silencio donde Carlisle volvió a la línea recta, cediéndole el mando a Jasper. Adara le soltó la mano sintiéndose repentinamente expuesta.

—Carlisle tiene razón. —empezó, dirigiéndose solo a los Cullen. Daba la impresión de que intentaba ignorar a los lobos a sus espaldas. —Su fuerza bruta los hace confiados, predecibles. Las dos cosas básicas que jamás deben olvidar son: primera, nunca dejen que los rodeen con sus brazos, y segunda, no busquen matarlos de frente, es lo que esperan. Atacar por los costados y mantenerse en continuo movimiento los dejará demasiado confundidos para una réplica efectiva. ¿Emmett?

Adara soltó una risita involuntaria, Emmett le gruñó en respuesta, caminando unos pasos para pararse frente a Jasper, quien se alejaba para dejar una buena distancia entre ambos.

—Emmett es un buen ejemplo del ataque de un neófito. Su ataque es directo, porque confía en su fuerza.

—¿Por qué no ella? —preguntó Edward imitando un tono de voz gélido.

—Adara tiene una ventaja que la obliga a pensar antes de atacar. —respondió Jasper, pasando la vista por los lobos.

—¿Ya no lanzas a la gente en el aire?, ¿lo controlas?

Adara pasó la vista de Edward a Sam, segura de que era él quien preguntaba.

—Mientras no me sienta atacada. —el lobo negro asintió una sola vez.

Turmalina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora