Ataduras.

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Igual que la semana anterior entrenarían por la noche, la única diferencia radicaba en que Rosalie estaba muy malhumorada y Emmett no podía mantenerse lejos de ella cuando tanto lo deseaba cerca.

—Me gusta más así.

—Pensé que te gustaba ganarle a Emmett, se lo satisfactorio que es ver su cara de frustración.

Adara tomó por los hombros a Jasper, acercándolo para simular darle una patada en el estómago. Jasper se agachó levemente para tomarla por la cintura, cargándola y depositándola suavemente en el suelo.

Así funcionaba la primera mitad del entrenamiento, creando peleas cuerpo a cuerpo sin golpearse realmente. De esa forma Adara se concentraba en la técnica y la precisión en lugar de solo pensar en la fuerza y velocidad.

—Pero se esta volviendo aburrido, es más difícil cuando todos los ataques vienen del mismo punto.

Adara hizo ademanes de golpearlo en el rostro, por lo que con una mano Jasper aprisionó sus muñecas, poniéndolas por encima de su cabeza.

—Entonces tienes que esforzarte más.

Jasper acercó su rostro al de Adara dejando una distancia tan corta que sus narices casi rozaban. De haber sido posible su corazón estaría latiendo con frenesí, su estomago estaría dando vueltas y se le habría secado la boca mientras sentiría su respiración fallar.

Quiso acercarse, inclinar la cabeza levemente y besarlo. Algo en esa situación le nublaba las ideas, invitándola a ser impulsiva y cumplir el capricho que por tanto tiempo había tratado de ignorar.

En el momento en que acortó la distancia entre sus cuerpos Jasper supo que había cometido un error. La necesidad de besar a Adara lo superaría, ansiaba poder sentir sus gélidos labios, poder acariciarla y disfrutar del momento.

Desde que la conocía se había privado de dejarse llevar con tal de mantenerla a salvo, pero ahora que no existía peligro alguno debía seguir manteniéndose al margen y respetar las decisiones de la neófita.

En un veloz movimiento Adara logró zafarse del agarre de Jasper, lo empujo con las palmas y se levantó ágilmente. Cuando estuvo en pie se puso en guardia esperando que volviera a acercarse...

Y una parte de ella deseaba que la acorralara nuevamente.

[***]

Como Charlie se iría a pescar todo el día Adara y Jasper decidieron continuar su entrenamiento en lugar de limitarlo solo a la noche.

Adara tenía razón, con Jasper encargándose de manipular sus emociones y a la vez luchando cuerpo a cuerpo, la pelea era mucho más estimulante, por lo que apenas y notaron cuando el sol comenzó a bajar, dándole paso a un atardecer difícil de apreciar tras el montón de nubes.

Decidieron volver a casa antes de que Charlie llegara, aunque ya había hablado con él, contándole que Jasper seguía formando parte de su vida, Adara no sentía que ya fuera un buen momento para que los viera juntos.

Al acercarse a la casa Adara experimentó la quemazón de garganta más horrible que había sentido jamás. Sus músculos se tensaron y se enfocó en su olfato, tratando de encontrar el origen de tan apetecible aroma. La garganta le ardió como si un incendio creciera en su interior mientras la boca se le llenaba de ponzoña.

Jasper percibió el cambio en la expresión de Adara y como su cuerpo se tensaba, trató de tomarla del hombro, pero ella fue más veloz, alejándose de su contacto y de su control.

Adara entró corriendo a la casa deseando probar la sangre que tanto la llamaba. Edward la esperaba en la entrada de la cocina impidiéndole el paso. Al haber escuchado sus pensamientos se había preparado para lo que se aproximaba.

Turmalina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora