Aromas.

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—Estamos de acuerdo en que ha perdido la cabeza, ¿verdad? —Bella hizo un ruidito afirmativo. —Nunca habríamos llegado a esto si le hubieras puesto un alto o me hubieras dejado golpearlo.

—Basta, Ada, entiendo que sus métodos son un poco extremistas, pero...

—¿Un poco? Bells, literalmente te tiene encerrada contra tu voluntad. —le interrumpió.

—Pero solo quiere mantenerme a salvo... a su modo. —continuó.

—Estas igual de loca que él.

Adara se levantó del suelo, sintiéndose inusualmente molesta con Bella. Se acercó al ventanal de la habitación observando el bosque en busca de calma, por desgracia solo la irritó más.

"Hubiera ido de caza con ellos." Pensó para sus adentros, maldiciendo por haber rechazado la invitación de Jasper y Emmett.

Deslizó la puerta lentamente, acercándose a la orilla. Necesitaba salir, por alguna razón estar en la casa de los Cullen la ponía incomoda.

—¿A dónde vas?

—A caminar... por cierto, viene Rosalie. —dijo, escuchando los pasos de la rubia.

Salió de la casa de un brinco, ignorando los murmullos preocupados de Bella.

Creía haber dejado su rencor en el pasado, sin embargo, siendo arrastrada por Bella para un secuestro disfrazado de pijamada se dio cuenta de que aún no podía superar del todo su enojo.

—Ella sigue siendo una humana frágil, por eso Edward la cuida tanto. —le había explicado Jasper aquel día temprano.

Eso era cierto, Bella necesitaba protección, en especial con Victoria tras ellas, pero eso no le daba derecho a los Cullen de encerrar a Bella en su casa y mantenerla cautiva. Aquello ya sobrepasaba los límites.

La peor parte de toda esa situación es que por más que Adara la odiara no podía evitar sentirse arrastrada a Bella como un imán. Si bien ella pudo haber rechazado la oferta de la pijamada/secuestro algo en su interior le obligaba a ir con su hermana.

Escaló un árbol ágilmente, sentándose en una rama alta a contemplar las estrellas, o eso quería; unos momentos más tarde un ruido inusual la puso alerta, bajó del árbol sigilosamente, buscando a la criatura que rondaba cerca.

Cuando lo ubicó tuvo que volver a trepar para que el gigantesco lobo no se estampara contra ella.

El lobo derrapó en la tierra, golpeándose levemente contra un árbol. Se levantó cojeando levemente y aullando lastimosamente. Adara bajó del árbol de un brinco, aterrizando justo frente al lobo, que abrió sus enormes ojos en un gesto de sorpresa, ladeando la cabeza.

A diferencia de Paul y Jacob, ese lobo de hermoso pelaje arenoso no parecía desear atacarla, al contrario, mostraba curiosidad, una muy inocente curiosidad y solo conocía a alguien con una mirada así.

—¿Seth?

El lobo se agazapó rápidamente.

—Tomaré eso como sí.

[***]

—Probablemente se molesten conmigo, pero es genial volver a hablar contigo. —Adara sonrió levemente por el entusiasmo de Seth.

—Todos me odian ahora, ¿no?

Seth torció el gesto, confirmándole a Adara sus sospechas.

—No es personal, en serio, solo...

—Tranquilo, el sentimiento es básicamente mutuo: Sam es un idiota que solo sabe seguir las reglas, Jacob me desespera, Paul es irritantemente fastidioso, a los otros no les hablaba mucho...

Turmalina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora