Extra.

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Al no estar Emmett cerca para burlarse, se permitió soltar un quejido de dolor. Se llevó las manos a la cabeza tratando de ignorar el mareo mientras se ponía en pie y estiraba los músculos engarrotados por el dolor.

Adara lo observaba desde el otro lado del campo con las manos alrededor de su cuello y una expresión de terror. Se levantó del suelo rápidamente cuando Jasper comenzó a caminar en su dirección.

—¡Aléjate!

La ignoró. Cuando estuvo a menos de cinco metros de distancia Adara cerró los ojos asustada. Jasper volvió a sentir como una pared encendida en fuego lo empujaba lejos de la neófita.

Igual que la primera vez se levantó lentamente, estirando los músculos y tratando de ignorar el punzante dolor de cabeza. Lo único que cambio fue que Adara también se había visto afectada, como si la presión del estallido también la hubiera golpeado.

Tirada en el suelo sintiéndose increíblemente confundida y aterrada, siguió observando a Jasper, atenta a cada uno de sus movimientos. Dio largos y pausados pasos con las manos en alto, tratando de calmarla.

—No te me acerques.

Se arrastró hacia atrás, temerosa de que Jasper no parecía querer detenerse.

—No te voy a lastimar, lo prometo. —la calidez en su voz no le sirvió de nada, volvió a retroceder.

—Yo no puedo. ¡Aléjate!

Jasper detuvo su caminar inspeccionando la expresión de Adara. Solo estaba asustada, no molesta. Analizó las palabras de la chica en su mente; ella no podía prometer que no lo lastimaría, porque no lo estaba haciendo a propósito, ni siquiera sabía que es lo que estaba haciendo.

Al ver que Jasper no tenía intenciones de alejarse siguió retrocediendo, gateando torpemente, el pánico le nublaba la mente.

Jasper siguió observando la conducta de Adara, ¿acaso estaba tratando de protegerlo de sí misma? La segunda ocasión en la que lo había lanzado estaba seguro de que Adara tenía toda la intención de lastimarlo, de asegurar su propia seguridad. Al parecer se había equivocado.

—Permíteme acercarme.

Adara negó repetidamente. No es que no lo quisiera cerca, temía que aquella extraña ola invisible lo volviera a empujar.

—No sé cómo. —Jasper sintió una punzada de dolor al ver el desastre que había ocasionado.

—Cierra los ojos y piensa en Bella, no te concentres en mí, solo en ella, ¿bien? Escucha el golpeteo del agua del río contra las rocas, a los ciervos caminar entre los árboles. Inhala hondo y distingue la flora. Ignórame.

Jasper se sentó lentamente en el suelo dándole la espalda. Adara suspiró con fuerza y volvió a inhalar. Cerró los ojos e hizo exactamente lo que él rubio le pidió.

Aunque el pánico y temor seguían predominantes en el ambiente Jasper pudo sentir cómo iban disminuyendo lentamente. Cuidando de hacer el menor ruido posible se levantó del suelo, al ver que Adara no reaccionó brincó ágilmente la distancia que los separaba y la abrazó. Adara soltó un grito ahogado, sorprendida de su concentración.

Un dolor punzante se extendió por su cuerpo mientras aferraba a Adara contra su pecho en un ademán protector. Le acaricio el cabello desde la raíz hasta las puntas, deslizando sus dedos por el cuello hasta llegar a los hombros, llevándose la sorpresa de que ese inofensivo gesto aún significaba algo para ella. Poco a poco su cuerpo se fue relajando hasta que dejó descansar su cabeza en el pecho de Jasper.

—¿Qué acabo de hacer?

—Tranquila, hablaremos de esto después.

Cuando el cuerpo de Adara volvió a tensarse la levantó levemente, sentándola sobre su regazo. Adara escondió su rostro en el cuello del rubio buscando mantenerse más cerca... como si fuera posible.

Turmalina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora