Prólogo

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—Aún no puedo creer que seas Premio Anual —repitió Remus por cuarta vez en el día—. Es...extraño.

—Desde ahora tendrás que obedecerme, Lunático —se mofó James. Remus soltó una risa sarcástica.

—En serio, James, no es normal verte con esa placa de «Premio Anual» en la camisa —coincidió Sirius.

—De acuerdo, si vamos a ser sinceros, yo tampoco lo puedo creer. En serio, cuando Dumbledore me lo dijo, le pregunté si no era algún tipo de broma —se sinceró James.

—Sabemos que está un poco chiflado, pero..de ahí a darte un papel tan importante.. Yo creo que ya debería jubilarse.

—¡Sirius! —lo reprendió Remus, golpeándolo con su ejemplar de Historia de Hogwarts.

—Ya, ya. No vuelvo a hablar mal de Dumbledore.

—¡Chicos! ¡Chicos! —el cuarto muchacho llegó ante ellos, respirando entrecortadamente, después de haber corrido por medio Hogwarts.

—Eh, Peter ¿qué pasa? —preguntó Sirius.

—No puedo... creer que... estén sentados aquí... cuando todos están... en el patio... babeando por esas... chicas..  —logró decir.

—¿Qué chicas? —preguntaron James y Sirius al mismo tiempo.

Peter les hizo un gesto para que esperaran un minuto, mientras el se apoyaba en la pared, recuperando el aliento.

—¡Vamos, Colagusano! ¡No corriste hasta aquí para dejarnos con la intriga!

—Hay dos chicas en el castillo, no son estudiantes, están buscando a alguien y están todos los chicos babeando por ellas. ¡Y ustedes sentados tranquilamente! —señaló a James y a Sirius— ¡Deberían ser los primeros en estar allá!

—Que no se diga más.

Los cuatro amigos corrieron hasta uno de los patios internos del castillo. Y allí estaban las muchachas: la más alta de ellas tenía el cabello rubio miel, ojos grises como tormentas y expresión severa. La otra, tenía el cabello de un negro más oscuro que la oscuridad misma y parecía haber sido cortado con un cuchillo, sus ojos eran de un verde brillante intenso y parecía estar más feliz que nunca. La primera de ellas vestía como muggle, pantalones de tiro alto y camisa blanca con tiradores. La segunda, lucía una capa negra que el daba todo el aspecto de una hechicera.

James y Sirirus se miraron con una sonrisa suficiente.

—¿No estarán pensando en..? —Remus se frenó a si mismo— No importa. Era obvio.

—Pido a la morocha —dijo Sirius.

—Me enferman, en serio.

—Como si no nos conocieras, Lunático.

Los dos chicos se acomodaron el cuello de la camisa y se acercaron a ellas con paso decidido.

En ese momento, nadie hubiera creído que la sensata Atenea pudiera enamorarse de un bromista profesional como James Potter, pero el destino así lo quiso. Quizás, esa era la única forma de que dos mundos se conectaran. La única manera de que dos fuerzas se unieran para poder vencer a lo más oscuro. Nadie sabe exactamente el por qué, pero así fue.

Será mejor que me presente... bueno, en realidad no. No voy a decir quien soy, quiero darle misterio a esta historia. Así que solo llámenme «narrador». Yo conozco esta historia con todos los detalles, así que voy a contárselas. Pero no voy a relevar mi identidad hasta el final.

¿Intrigados? Lo supuse. Me aplaudo a mi mismo.

Ya, en serio, los invito a conocer la historia de Charlie Potter...


Aaron T Johnson como James Potter

Aaron T Johnson como James Potter

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Ben Bares como Sirius Black

Andrew Garfield como Remus Lupin

Andrew Garfield como Remus Lupin

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Jamie Bell como Peter Pettigrew

Jamie Bell como Peter Pettigrew

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|Edición: Diciembre del 2016|

La Protectora del Olimpo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora