El ánden nueve y tres cuartos

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PARTE EDITADA

El último mes de Harry y Charlie en su casa pasó muy rápido.

Los hermanos habían decidido llamar a su nueva lechuza Hedwig, un nombre que encontraron en Una historia de la magia. Los libros del colegio eran muy interesantes. Por la noche leían en la cama hasta tarde, mientras Hedwig entraba y salía a su antojo por la ventana abierta y, casi siempre, llevaba ratones muertos. Cada noche, antes de dormir, los hermanos marcaban otro día en el calendario de la cocina, hasta el uno de septiembre.

Era el último día de agosto y Lily pensó que era mejor hablar con sus hijos, entró a la habitación de Harry, donde los mellizos le daban de comer a Hedwig una galleta.

—Mañana se levantan temprano para poder ir a la estación de King's Cross. —Se sentó en medio de los mellizos—. ¿Tienen todo listo?

—Eh...

—Charlie, no me digas que no terminaste de preparar el baúl..

—Estoy en eso.

Lily suspiró y le dio un sobre a cada uno.

—Sus billetes para Hogwarts —dijo.

—Tenemos que tomar el tren que sale del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana en King's Cross —leyó Harry.

—Y, ¿cómo vamos a entrar en el andén? —preguntó Charlie.

—No se los voy a decir hasta el último momento —sentenció Lily y salió en dirección hacía la cocina.

—¿Por qué tanto misterio? —Charlie salió de la habitación de su hermano y entró a la suya.

El baúl estaba semi vacío, sobre su cama, así que abrió el armario y fue guardando su ropa. Después metió en una pequeña cajita de madera sus provisiones para pociones. También el caldero, las balanzas, el telescopio y los libros. Al final de todo guardó el uniforme, para sacarlo en el tren.

A la mañana siguiente, Charlie se despertó a las cinco, tan emocionada e ilusionada que no pudo volver a dormir. Se levantó y corrió a la habitación de su hermano.

Harry dormía su quinto sueño, cuando sintió que alguien saltaba sobre él. Cuando se despertó, lo primero que vio fueron unos ojos chocolates llenos de euforia.

—¡Despierta princeso durmiente!

—Charlie, vuélvete a dormir —Harry se dio la vuelta entre las sábanas.

—¡Vamos, Harrieth! ¡Hoy nos vamos a Hogwarts!

Harry entreabrió los ojos y miró su reloj.

—¡Charlie! —gritó— ¡Son las cinco de la mañana!

—¿Y qué? ¡Nos vamos a Hogwarts! —repitió.

—Vete y déjame dormir o te arrastro hasta la puerta.

—Ash, si llego tarde por tu culpa, te juro que te arrepentirás.

Volvió a la habitación y miró otra vez su lista de Hogwarts para estar segura de que tenía todo lo necesario, se ocupó de meter a Hedwig en su jaula y luego se paseó por la habitación, esperando que el resto de la familia se levantara. Dos horas más tarde, por fin Lily se levantó y Charlie la acompañó a la cocina para desayunar.

A las nueve y media los pesados baúles de Harry y Charlie estaban cargados en el coche de los Potter y los tres hermanos se sentaron en el asiento trasero, para poder marcharse.

Llegaron a King's Cross a las diez y media. James cargó cada baúl en un carrito y los llevó por la estación. Harry y Charlie caminaban dando salititos prácticamente.

La Protectora del Olimpo IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora