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Lo veo comer y sonrío.

Se manchó el labio con miel y no puedo dejar de mirarlo.

Noto que él me está mirando también sin entender, es obvio que no se ha dado cuenta.

Estiro mi mano a su cara y limpio suavemente la miel de su labio.

Él solo me mira con sus labios levemente entreabiertos.

Termino de limpiarlo y por alguna razón no puedo quitar mi mirada de sus labios.

Sus lindos labios rosados se ven tan suaves que mi cuerpo solo me pide probarlos, no solo una vez, sino muchas veces, pero no puedo permitirlo.

No puedo.

Que no pueda no significa que no quiera y me da miedo lo que pueda pasar.

No soy tan fuerte, no si se trata de él.

—t-te habías manchado—digo intentando ocultar mi nerviosismo, pero tartamudeo.

Lo miro y él parece no haberme escuchado.

Está mirando mis labios.

Siento como mi cuerpo empieza a tensarse al sentir su mirada en mis labios.

Quiero besarlo.

Intento controlar mis impulsos a conectar nuestros labios y sin embargo, siento sus suaves labios contra los míos.

Me está besando.

Yo solo cierro los ojos y correspondo el beso.

Mi cuerpo que hace un momento estaba tenso por su mirada, se relaja al sentir el contacto de sus labios contra los míos.

Se siente tan bien.

Siento en mi estómago una sensación extraña que nunca había sentido antes. No es una sensación fea, al contrario, es una sensación tan bonita que podría repetir este momento una y mil veces.

Siento como él se separa, cortando la conexión que nuestros labios formaron y abro mis ojos, mirándolo.

Está avergonzado.

—y-yo debo irme—dice Erick, levantándose rápidamente de la mesa y de un momento a otro desaparece por la puerta de salida.

Suspiro, viéndolo salir.

Mi mente aún está intentando asimilar lo que acaba de pasar y yo solo toco mis labios

Siento como mis labios me hormiguean, extrañan sentir los de Erick.

Nos besamos.

De verdad nos besamos y esa sensación, todo fue tan mágico.

Quiero repetirlo.

Me regaño mentalmente.

No puede repetirse, por más que yo lo quiera, no puedo.

Ni él ni yo.

Ya no me importa tanto mi trabajo, me importa Erick.

Él es solo un interno, es mucho más probable que a él lo echen del trabajo y es complicado que lo acepten en otro.

Ya no lo hago por mí, lo hago por él.

(...)

Camino por los pasillos del hospital y no puedo dejar de pensar lo que pasó esta mañana.

Tomo la carpeta de mi próximo paciente y voy hacia allá.

Necesito un interno y claramente no voy a llamar a Erick, necesito alejarme de él.

Lo intentaré.

Hago sonar el monitor del doctor Camacho.

Richard es alumno de último año y eso significa, que hará la mayor parte del trabajo en la sala de operaciones porque ya está casi listo para ser cirujano.

Necesito a Richard, porque sé que no estoy completamente concentrado y no quiero matar a mi paciente por culpa de un beso que no debería significar nada.

Llego a la habitación de mi paciente y veo a Richard adentro.

—doctor Camacho, presente el caso.

Richard empieza a hablar sobre el paciente y sobre lo que él recomienda para el caso.

No lo estoy escuchando.

Mi mente está en otro lugar, pero sé que Richard no se equivocaría.

No puede equivocarse, no esta vez.

Cuando siento que deja de hablar lo miro y asiento.

—muy bien, Camacho. Te ganaste el caso.

Le entrego la carpeta que contiene la ficha del paciente.

—señor Jones, la operación es algo compleja y hay 40% de probabilidad de que su corazón colapse y no sobreviva la operación, pero vino al lugar adecuado y aquí intentaremos todo para que esta operación sea perfecta, así que no debería preocuparse—digo dirigiéndome a mi paciente.

Noto en la cara de mi paciente que está asustado y miro a Richard, haciéndole una seña para que se encargue.

Ya soy malo hablando con las personas y ahora más aún si mi mente no está de mi lado.

Odio esto.

Salgo de la habitación de mi paciente y siento como alguien toca mi brazo.

Llevo mi mirada hacia la persona y noto que es Erick.

Mi cuerpo se tensa, más de lo que ya estaba en la mañana.

Tengo que ser profesional y no dejarme llevar.

—doctor Pimentel, podemos hablar?—dice Erick sin mirarme.

Noto en su voz que está nervioso y apenado, creo que ya se acordó de lo de anoche.

—claro, Colón.

Intento sonar serio al responderle y creo que lo logro, porque él me mira con algo de miedo.

—¿p-puede ser en un lugar privado?—me dice más nervioso de lo que ya estaba.

¿Debería aceptar e ir con él a un lugar privado?

No lo sé, quizás no debería.

Quizás si vamos a un lugar privado no pueda controlarme.

Pero también quiero saber lo que está pensando y lo que opina al respecto de lo que pasó.

Necesito saberlo.

—bien, vamos—le digo.

Lo llevo a la habitación en donde están los suministros médicos.

Una vez adentro, lo miro.

Él no me devuelve la mirada, su vista está enfocada en el piso y juega con sus manos con nerviosismo.

—¿Recordaste lo que pasó anoche?—le digo al notar que no habla.

Noto como se tensa y por fin me mira.

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Joerick anatomy || Joerick/Chrisdiel ||terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora