Capítulo 8

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Transcurrieron dos semanas muy despacio para su gusto, el plazo de solo una se extendió para su amargura. Los días se le hicieron largos y más al darse cuenta de su estúpido interés por saber lo que estaba haciendo cierta persona, la cual se obligaba a no recordar.

¿Qué había hecho para atravesar por ese estado? Solo se había dejado sumergir por la amabilidad de ese hombre, que por mucho, pudo mantener presente en su cabeza desde el día que le entregó las flores. Porque sí, para ella ese había sido un gesto que no pasaría desapercibido.

Las clases fueron fluyendo y pronto se acercaba la semana aniversario de la institución, por lo que cada salón debía presentar algo especial en honor a la escuela y sus directivos. Para Emma eso amerita horas extras de ensayos y preparativos, más aun cuando sus niños entran en la sección de "Mini Artistas" gracias a su nivel de jardín de niños.

Ese trabajo hizo que su mente se alejara de todo pensamiento que no desea avivar durante esos días pesados, sobre todo cuando se trata de alguien en especial.

-Necesitas una noche de desahogo total, Emmy. Apuesto que te hará bien. - le dijo su fiel amiga en un momento de parloteo durante el receso de los niños.

El comentario podía tomarlo como algo bueno, pero sabía el doble sentido de ello, ya que de inmediato se le venían las palabras "alcohol" y "fiesta" directo a su cabeza. En ese caso prefería mantenerse alejada de toda sustancia que le hiciera perder el conocimiento. Ya había tenido suficiente.

El jueves fue el día en donde se sintió derrotada, hasta ese momento no había visto a John ir a buscar a Laura, ni siquiera se había asomado y la niña tampoco lo había mencionado. Simplemente era como si el hombre hubiera sido tragado por la tierra. Nadie sabía del paradero de John Deacon.

Cuando esa tarde vio a la madre de Laura ir por ella a la escuela sintió un vacío, como si algo le faltara y no supiera cómo explicar.

-Disculpe maestra, ¿están las actividades asignadas en el cuaderno? - preguntó la mujer de manera cortés en la puerta de la escuela.

-Sí, por supuesto. Allí le coloco todo lo que debe hacer la niña durante este fin de semana. Ella es una de las seleccionadas para recitar en el evento. - respondió evitando lanzar miradas disimuladas a su alrededor, como esperando que el padre apareciera por arte de magia frente a ellas.

"¿Patético? ¡Por completo!"

-¡Perfecto! Nos pondremos a trabajar en ello. Muchas gracias. - su sonrisa maternal y reluciente le hizo estremecer. Por dentro se sentía culpable por estar pensando en su ex esposo cuando no se le ha dado permiso.

En cierto modo se sentía derrotada, porque ella sí pudo estar con él en su momento, y ahora ella solo se queda con el amargo recuerdo de su embriaguez y un lindo detalle floral.

Nuevamente, muy patético para su gusto.

Luego de un gran abrazo y un sonoro beso, la niña se fue saltando junto a su madre, mientras Emma se cacheteaba internamente por sus pensamientos y sus fantasías que nunca se realizarán.

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La noche de ese jueves Emma sintonizó de nuevo su canal favorito esperando un programa que le distrajera de su día agotador. Ya había cambiado varios canales, pero ninguno había logrado satisfacer sus necesidades, por lo que fue por lo seguro.

Pero nuevamente el destino jugó en contra y la llevó a donde no quería ir, puesto que en la pantalla del televisor estaban transmitiendo un recital de la banda en donde se encuentra el nombre que había querido olvidar. De nuevo John Deacon aparecía en pantalla, esta vez siendo secundado por la maravillosa música de Queen.

Love Again // John Deacon [Editando ✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora