Capítulo 43

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El pie de Emma sube y baja con rapidez, sus manos sudan y se mueven en un baile extraño debajo de la mesa, escondiéndose de la vista de las personas frente a ella.

Este día había llegado y no podía postergarlo más, sobre todo si su cuerpo iba a cambiar notoriamente.
Su madre la ve angustiada al notar que no ha tocado las galletas que le ofreció y tampoco ha bebido el té que le sirvió. Su padre las mira a ambas sin comprender qué sucede, al final siempre siente que las dos mujeres de la casa se comunican leyendo sus mentes.

-Hija por favor, dinos qué pasa. Te escuchamos algo nerviosa por teléfono y ahora te veo peor.

Emma muerde su labio y ve como su padre le sonríe y asiente con la cabeza. En ese instante las ganas de llorar se avivan y en segundos, lágrimas silenciosas comienzan a rodar por sus mejillas. ¿Cómo pudo fallarles? Fue una tonta al caer y peor aún, en las manos de ese idiota que en algún momento creyó que sería el amor de su vida. Se sentía tan avergonzada y traicionada que ningún bálsamo podría aliviar su dolor.

-Cariño, ¿qué te pasó? ¿Qué más te hizo el imbécil de ese Henry?

La voz de su padre la quiebra más y ahora los sollozos se hacen más fuertes.

-Lo siento... de veras lo siento.

-¿Por qué dices eso?

Con manos temblorosas ella saca el papel doblado de su bolsillo y lo deja sobre la mesa, en donde sus padres lo ven y creen que es algo muy malo.

-Fui una tonta al creer en él... y ahora estaré sola.

Esther toma el papel y lo lee en silencio, palideciendo al instante en que su esposo agarra la prueba.

-Tengo siete semanas, la prueba la tenía antes de lo que sucedió.
Sus padres se quedan en silencio y ella juraría que los dos iban a reprocharle y a gritarle por eso, se lo esperaba desde que llegó, pero en cambio recibió un abrazo de su madre quien la arrulla ante su llanto desconsolado.

-Hija, no estarás sola... lo prometo.
Su padre solo arruga el papel en su mano y se levanta, abrazando también a su esposa e hija, sintiendo mucha rabia acumulándose dentro de él al comprender lo que ahora ella tendrá que atravesar.

-Te prometemos que nunca te dejaremos sola. Lo haremos juntos, cariño. Te amamos.

Ella sabía que era así, de sus padres solo ha recibido amor y apoyo. De ahora en adelante contaría con ello más que nunca, aunque el dolor difícilmente lo borre.

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Esther toca la puerta y sobresalta a su hija quien se dedica a cepillar su cabello. El mal momento había pasado y ahora se encuentra más tranquila luego de desahogarse, eso le hacía falta, sobre todo luego de lo vivido esa tarde.

-¿Ya estás más tranquila?

Emma asiente y le brinda una pequeña sonrisa a su madre. Esta solo se sienta a su lado en la cama.

-Digamos que sí, creo que necesitaba sacar muchas cosas de mi pecho.

-Era necesario linda, estabas guardando muchas emociones.

Su madre la mira detenidamente y nota como ella se encoge y desvía la mirada a su regazo. El cepillo lo abraza entre sus manos como un escudo para no quebrarse de nuevo.

-Todo estará bien, hija. Sé que estás triste por lo de Christian, pero eso era algo que debías hacer, ya sea de la manera en que sucedió hoy o de otra.

Love Again // John Deacon [Editando ✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora