Capítulo 46

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Después de mucho tiempo estoy de vuelta por aquí. Gracias por su paciencia y espero que disfruten de este capítulo.

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John llegó a la hora acordada, fue más puntual de lo que ella esperaba y eso le abrumó, sobre todo porque prácticamente no estaba tan lista como deseaba. Al final Sophie fue a su rescate y gracias a su sorpresiva organización, los tres pudieron salir de la ciudad rumbo a Brighton a una hora decente.

Nunca se imaginó que haría un viaje por carretera junto a él y eso mismo estaba pensando su hija, pero pronto John les hizo sentir cómodas al intentar entablar una conversación que pudo terminar muy bien gracias a las anécdotas de la menor acerca de sus días de playa junto a sus medios hermanos.

-¿Desde cuándo no vas para allá? - preguntó en un pequeño receso de sus historias.

Él torció el gesto sin apartar la mirada de la vía y luego le dió una sonrisa a través del espejo retrovisor.

-Lo suficiente como para perderme por una calle.

El comentario hizo reír a la pequeña y Emma solo pudo tomar su mano libre como único gesto íntimo que tendrían hasta el momento. Le debía tanto a ese hombre.

Cuando menos lo esperaron los edificios volvieron a aparecer, pero esta vez más pintorescos y cálidos. El aire tenía otro aroma y a lo lejos el mar se hizo presente. Ella no recordaba la última vez que había ido a la playa y eso le provocó un ligero escalofrío, aunque pronto se calmó al saber que estaban en otoño y lo menos que desearía es ir a tomar el sol.

Pasaron cerca de un malecón y la voz de la niña subió su volúmen al pedirles dar una vuelta más tarde. Emma estuvo a punto de negarse pero nuevamente el músico la sorprendió al adelantarse y hacer feliz a su hija.

-Si me muestras esa heladería con gusto vamos.

Ella empezaba a tomarlo con gracia y tenía muchos motivos, ya que su hija era propensa a ser galardonada y mimada por muchos, quienes al final terminaban malcriandola más de lo que podía llegar a ser. A sus 13 años su poder de convencimiento era mejor y el pobre bajista ya estaba cayendo en su red.

-Si sigues así la tendrás detrás de ti todo el día. - le susurró una vez que llegaron al hotel y él se libraba de una clase express sobre teoría y solfeo.
-Me gusta verla sonreír. Se parece a ti. - comentó con una sonrisa marcada en su rostro. Ese tipo de comentarios sí que la hacían sentir mucho mejor.

En la recepción del hotel los empleados y varios huéspedes miraron hacia dónde se ubicaron, aunque solo los que se acercaron a ellos fueron los botones que se encargaron de recoger su equipaje.

A Emma le pareció extraño y un poco sospechoso que ninguna persona se hubiera acercado a pedirle un autógrafo o a saludarlo, por lo que prefirió respirar profundo y fingir demencia, siguiendo el juego que él tenía.

-Buenos días, señorita. Vengo por la reservación para los invitados de la boda de esta tarde. - anunció ella a penas estuvo frente a la empleada, quien solo abrió ligeramente los ojos con asombro al ver a John junto ella.

-Por supuesto, dígame sus nombres, por favor. - respondió sin quitarle la mirada a una carpeta con una amplia lista.

-Disculpe, eso no es necesario. Yo reservé unas habitaciones hace dos días, aquí tiene mi identificación. - John extiende rápidamente un papel rectangular y de inmediato un hombre con un uniforme impecable aparece junto a la chica.

-¡Qué bueno verlo, señor! Permíteme, yo me encargo de atender a nuestros invitados especiales.

Emma alza una ceja, viéndose claramente confundida. Su hija no se percata de mucho, solo sigue distraída viendo el itinerario de actividades del hotel en un panfleto.

Love Again // John Deacon [Editando ✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora