Love Again // John Deacon [Editando ✅]

Capítulo 28

Nota: a partir de este momento comenzaré a compartir pequeños instantes del pasado de Emma que irán explicando algunos temas de la historia y el comportamiento de nuestra protagonista.

Gracias de nuevo por el apoyo y disfruten de la lectura.

Mary.

•❅──────✧✦✧──────❅•

El frío del suelo es lo único que la ata a su triste realidad. La mano de Emily sube y baja por su espada mientras la consuela y trata de buscar las palabras correctas para animarla un poco, aunque sabe que es imposible ahora teniendo en cuenta lo que ha sucedido.

Las lágrimas de Emma mojan su camisa y la mece con suavidad para arrullarla, porque en este momento no es más que una niña abandonada y triste.

¿Por qué la vida es tan injusta? Sería una pregunta que se hacen las dos, pero para la mayor no es más que su realidad más arrolladora. Ahora está sola y con el corazón roto… no le queda más por hacer.

De golpe ella levanta la cabeza y se seca las lágrimas con el dorso de la mano. La rabia sustituye a la decepción y Emily ve ese cambio en los ojos de su amiga, quien se pone de pie de golpe y se sostiene de la pared para estabilizarse.

-No volveré a enamorarme… lo prometo.

-Emmy…- la castaña ignora la voz ahogada de su amiga y camina hasta la ventana, dándole la espalda a la chica que la mira con tristeza desde el suelo.

-Más bien… lo juro.

Esta vez solo tiene frente a ella su reflejo y lo único que la sostiene y anima para seguir adelante es el bebé que es solamente de ella, por lo que lleva su mano a su vientre ya abultado y reprime el dolor para evitar que su hijo llegue a sentir algo igual… o peor.

-.-.-.-.-.-.-.-

Tan solo llegar frente a la puerta del departamento de Emily, esta se abre de par en par sin que Emma tenga tiempo de tocar.

-Ya te habías tardado en subir. ¿Qué hacían? ¿Se despidieron bien? - el desconcierto en el rostro de la maestra es descomunal, por lo que su amiga solo responde al reír - No importa, me irás contando. Puse a enfriar el vino y ordené una pizza. Espero que tengas hambre, aunque lo dudo, seguro comiste mejor que yo en el día.

Abordarla con preguntas era lo que esperaba, pero no tan pronto llegara, así que se ganó el privilegio de ir a darse una ducha tibia para luego ponerse cómoda en lo que será una pijamada intensa.

En todo momento no dejó de pensar en su día y en lo mucho que disfrutó al estar al lado de John. Era lo que había esperado y mucho más, siendo un regalo especial que nunca olvidaría.

Al sentarse en el amplio sofá y con sus copas de vino bien cargadas, las dos amigas estaban listas para desvelarse… o eso esperaba la rubia.

-Quiero todo con lujos y detalles, no quiero que omitas nada.

-¿Incluso cuando fui al baño?

-Eso te lo reservas…

Emma ríe ante la expresión de su amiga y rápidamente hace un resumen de todo lo que hizo desde que se encontró con John en planta baja, hasta que llegaron al hermoso parque.

-Recuerdo haber ido una vez para allá, aunque no tengo claro con quién fue.

-¿Por qué no me sorprende?