Capítulo 16

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Esa noche fue diferente, Emma terminó agotada y nunca supo cómo terminar de lidiar con la cantidad de emociones y pensamientos que se le atravesaron por la mente hasta este momento en el que se encuentra frente a la puerta de su casa junto a Christian. Ya no sabía qué hacer.

El hombre fue más osado en esta oportunidad y quiso acompañarla hasta la entrada, alegando que no podía dejarla sola y despedirse como si nada en el auto. Emma no pudo refutarle, ya era demasiado tarde.

-Muchas gracias por la invitación de esta noche, fue una... linda velada.

-Gracias a ti por aceptar ir conmigo, la pasé muy bien y sin duda no voy a olvidar esta noche.

La sonrisa del hombre la deja entre la espada y la pared y en su garganta se atoran muchas palabras.

-Seguro lo dices por haber conocido a tus ídolos, ¿no? - dice ella mientras busca desesperadamente las llaves de su casa en su pequeño bolso.

-Por supuesto, esta servilleta la pondré en un cuadro y la colgaré en la sala de mi casa. - la risa de Christian es contagiosa, incluso cuando ella está nerviosa - Pero más allá de eso, creo que tener la compañía de mis amigos y la tuya fue lo mejor.

Los ojos de Christian la ven fijamente y ella juraría que él se ha acercado más de la cuenta. Ante aquel movimiento, ella introduce la llave en la cerradura y abre de un tirón la puerta, dejándolo sorprendido y algo desilusionado.

-Claro que sí, pasar un buen rato entre amigos siempre es bueno. - ella sonríe como si nada, pero por dentro grita de la desesperación - Bien, ya estoy cansada... buenas noches y gracias de nuevo por todo.

Extender la mano hacia él sería una despedida fría, por lo que se atreve a darle un pequeño abrazo, no sin antes apartarse a tiempo para evitar malos entendidos.

-Buenas noches, Emma. - se despide con una media sonrisa y eso le basta para saber que no le tiene rencor... por ahora.

Basta decir que esa noche no pudo dormir.

Emma tuvo que pelear con los recuerdos de lo sucedido en la fiesta y con la vergüenza de haber dejado a John con la desilusión en sus ojos... o más bien enojo, cree ella.

Disimular que estaba bien la mañana de ese sábado fue complicado, sobre todo cuando tenía a su lado a su hija que no dejaba de preguntarle cómo estuvo la velada. La niña estaba emocionada y no le dió tregua a su madre al saber que había sido invitada por un hombre. Lo que ella no sabía es que su querida madre estaba pensando en otro.

-¡Vamos mami, apúrate! No quiero llegar tarde al zoológico.

-Cariño, son las once de la mañana.

-Lo sé, pero mientras más temprano haga esto, mucho mejor. Nos puede quedar tiempo para ver más lugares.

Madre e hija caminan entre la multitud del subterráneo para poder llegar a su destino, el cual es el zoológico de la ciudad, en dónde la niña debía documentar a unos monos para un proyecto de la escuela.

Ese fin de semana lo tendría ocupado, así que debía aprovechar todo el tiempo posible para evitar complicaciones.

-¡Mira como son! ¡Los amo!

Sophie no deja de sorprenderse al ver a los pequeñines peludos, todo movimiento que hacen ella lo quiere registrar y un guía del zoológico le comenta todo lo que tiene que saber sobre los primates.

Ese día el lugar está abarrotado y muchos niños van y vienen para admirar a sus animales favoritos. Sophie termina pidiéndole a su madre ir a comer algo y de esa manera se despejan de la multitud.

Love Again // John Deacon [Editando ✅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora