Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)

2.5

JJ le había permitido a la señora Hillridge unirse en cierto sentido, a la investigación. Al parecer, la mujer mantenía la esperanza de hallar a su hijo, y por esto mismo ella había llevado a cabo una investigación independiente por los últimos años.

La rubia empezó a explicarle a Hotch, Prentiss y a Sarah sobre los puntos que habían marcado ella y Spencer hacía unas horas, en aquel mapa.

Los puntos de secuestro no se repetían, pero había similitudes entre ellos, parques temáticos, ferias, jugueterías, centros comerciales, razón por la cual había sido tan sencilla la labor del secuestro en primer lugar, eran lugares con poca seguridad y donde las familias de por sí ya se sentían seguras.

Doce niños en más de diez años. Hotch dio la orden de entrevistar a todas las familias. Sarah saltó, mencionando que conocía a algunos ya que iban a un grupo de apoyo, juntos.

—La mayoría lo superó...

—Pero tu no—, murmuró JJ, con cautela.

—Vi a Charlie hace tres años—, Sarah se atrevió a decir, no muy convencida. Hotch la incitó a que narrara el suceso en cuestión, curioso—. Cuando lo vi, lo llamé. Sabía que era él, era mi Charlie, pero no era seguro. Y cuando giré ya no estaba.

—Les pediremos a esos padres que abran esa herida otra vez—, advirtió JJ, mirando a la señora que parecía no querer dar su brazo a torcer. Y el obtener una mirada firme y un asentimiento, lo confirmaron, la mujer realmente estaba convencida de que su hijo estaba con vida y que lo había visto.

( . . . )

Ay, esto va a ser horrible.

Derek se acercó a una pareja, vio a Emily acercarse a un hombre, Valerie se acercó a otra pareja, ofreciéndoles tomar asiento justo en su escritorio.

Miró la carpeta en sus manos, detallando la foto.

—Stephen se perdió hace siete años—, leyó, alzando su mirada hacia los adultos.

—En febrero, sí—, confirmó la mujer firme—. Ahora tendría quince años.

—Se perdió en la juguetería, ¿Me equivoco?—, preguntó, leyendo las primeras líneas del reporte. Observó a la pareja, ninguno refutó por lo que asumió que había acertado.

—Es Sarah Hillridge—, comentó el hombre. A lo que ella asintió sin siquiera volver la mirada, sabía que había señalado a la mencionada.

—¿La conocen?

—Somos amigas—, respondió la mujer con un pequeño brillo en los ojos. Su esposo bufó casi fastidiado.

—Íbamos a un grupo de apoyo juntos, a nuestro hijo los secuestraron un año después. ¿Sabe que está loca?

—Clínicamente hablando, no. No tiene ninguna afección en su psique, no está loca...- Solo es una madre que decide creer que su hijo sigue con vida—, resolvió tras un suspiro, logrando quitarle a aquel hombre esa mueca que ella tanto detestaba, de la cara—. La esperanza paraliza, señor. Y creemos que quienes secuestraron a Aimee, han hecho esto por mucho tiempo.

—¿Aimee? ¿La niña de ayer?—, cuestionó la mujer, y por un segundo pudo jurar haberle visto los ojos brillar con lágrimas de angustia.