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Otra semana comenzaba, y los montones de carpetas casi interminables por revisar se apilaban en su escritorio. No entendía cómo demonios es que leía y revisaba informes y simplemente el número de carpetas no parecía disminuir... Es más, no se atrevería a apostar, pero casi podía jurar que el número de carpetas aumentaba con el paso del tiempo. 

—Ya regreso, voy al baño—, le avisó a Morgan, pues el escritorio de él era el más cercano. Él asintió y siguió concentrado en el informe que sostenía entre sus manos. 

Prentiss y Derek se dieron una mirada de complicidad descaradamente, que ella fingió no haber notado. 

Caminó por la oficina hacia baño, se escondió detrás de una pared, asomando un poco su cabeza por el borde para poder observar hacia su escritorio; y ahí, justo ahí, los atrapó infraganti. Prentiss tomaba una carpeta del escritorio de JJ, sumándole a su vez una más de su escritorio, y luego Derek le sumaba otra más al recibir el pequeño montoncito, finalmente el mismo moreno dejaba las tres carpetas sobre las altas columnas de carpetas que ya yacían sobre el escritorio de la pecosa. 

¡Los había atrapado con las manos en la masa! 

Contó unos minutos, ahí recostada contra la pared, mientras que varias personas pasaban a su lado y la miraban simplemente de pie casi en medio del pasillo haciendo nada, finalmente decidió regresar. 

Tomó asiento y una nueva carpeta en sus manos, ojeando despreocupadamente esta.

—Qué raro...

—¿Qué cosa?—, preguntó Emily, dándole un sorbo a su vaso de café. Los había atrapado, y ellos lo sabían, por supuesto que lo sabían. Reid alzó su mirada de las hojas en su mesa, sus ojitos bailaron hacia los dos culpables delatándolos sin querer.

—Cuando me fui tenía menos informes...—, paseó sus ojos castaños sobre la alta pila de carpetas—. De hecho, puedo decir con certeza que eran veintiocho.

—Oh, vamos... No las contaste. No te vi hacerlo, y llevo al lado tuyo todo el día—, alegó Morgan, como si eso los fuese a salvar, sin embargo esto solo lo hizo parecer más culpable.

—De hecho, por la masa y ancho de las carpetas y altura de la torre lo puedo determinar. No los conté, los calculé—, se sentó en su silla, subiendo una de sus piernas en ésta para más comodidad. Miró de reojo, en el escritorio que quedaba justo a sus espaldas, donde Reid hacía su mayor esfuerzo por mantener su vista fija en su propia mesa, intentando parecer ajeno a todo el asunto.

Observó a Derek rodar los ojos con fingido fastidio, simplemente porque lidiar con dos genios en el equipo era mucho más difícil que lidiar con uno. ¡Y más cuando uno de ellos había estado en el ejercito! Peor aun cuando el otro era testigo de los hechos...

—García los trajo, cuando te fuiste al baño—, murmuró Prentiss evitando el contacto visual y mordisqueando la uña de su pulgar. La castaña se deslizó entre los escritorios con su silla, hasta ubicarse frente a la pelinegra, buscando su mirada—. Oh, no, no, no. Sé lo que estás haciendo, no. Me rehúso a hacer esto—. Y se cubrió los ojos, escapando de los oscuros iris de la pecosa.

—¿Sabes que eso solo te hizo parecer más culpable, verdad?—, rio, desviando su mirada. Con uno de sus pies se impulsó, regresando de nuevo a su escritorio—. Ahora, ¿Nadie va a confesar? Podría compadecerme si lo hacen.

Morgan suspiró, rendido, rápidamente mirando a Spencer que parecía más allá de lo ansioso. Pero sin emitir palabra alguna.

—Bien, no quería hacerlo así, pero no me dejan opción—, levantó su bolso del suelo, hurgando en él. Los dos sospechosos -culpables- no despegaron sus ojos de la pecosa, el rizado observó todo de reojo—. Spencer.

Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora