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—¿Qué pasa, enana? Estás más alegre que de costumbre—, rio Morgan, viendo a Valerie dar vueltas en su silla como una niña pequeña.

—¿Que, "qué pasa"? Vamos... ¿Sabes qué día es hoy siquiera?

Morgan frunció el ceño, rebuscando en su mente algún acontecimiento importante que se llevara a cabo ese día. Nada. Miró a Spencer con la esperanza de que él tuviera alguna idea de qué día era. Pero tampoco.

Spencer negó con la cabeza.

—¿Es... tu cumpleaños?

—¿Qué? No, qué ridiculez—, rio ahora ella -odiaba su cumpleaños, por lo que emocionarse por lo mismo no tendría sentido—. Es quince, Morgan... ¡Día de pago!—, hizo un pequeño baile en su asiento. Generando risas en sus amigos—. Saben qué, salgamos en la noche. Un restaurante, un bar, lo que quieran... Yo invito.

—Sabes que no tienes qué...- 

—Quiero hacerlo. Es mi paga, fortachón, permíteme despilfarrar a gusto—, canturreó infantilmente, pero hablando con total seriedad y autoridad. 

—¿Por qué siento que esa no es la primera taza de café que tomas hoy?—, cuestionó Prentiss acercándose a la pecosa que daba largos sorbos a su vaso.

—No lo sé. ¿Por qué crees eso? ¿Qué te hace creer eso? Yo estoy bien. Perfectamente bien, por cierto.

—¿Cuánto café has bebido hoy?—, preguntó JJ con una sonrisa casi burlona, desde su escritorio.

—¿Contando esta?

Prentiss asintió: —¿Y por qué presiento que no me va a gustar la respuesta?

—Porque no va a ser algo bueno—, murmuró JJ apoyando a la pelinegra.

Valerie hizo un pequeño cálculo mental.

—Cinco.

—¡¿Cinco?! Apenas son las diez de la mañana.

—Cálmate, Ems, no estoy contando las que bebí antes de las ocho...-

—¿Qué?

—Estoy jugando—, rio viendo la cara de su amiga—. Antes de las ocho no bebo café—, mentira. Emily se tranquilizó un poco, porque, en serio cinco tazas de café... era demasiado—. Antes de las ocho solo bebidas energéticas.

Prentiss se mostró nuevamente muy inquieta por su respuesta, manifestando su turbación con otro "¡¿Qué?!"; cosa que desató nuevamente la risa de la castaña, y ahora también la de Morgan y JJ.

Ese día era día de papeleo. Un viernes calmado.

Calmado, en lo que cabía, porque Valerie ya iba por su sexta taza de café y estaba segura de una cosa... quería más.

Por otro lado, y gracias a la cafeína en su sistema, terminó con la enorme pila de reportes con una rapidez casi envidiable -sin embargo, tampoco era un justificante válido para haber bebido aquellas cantidades de cafeína en tan poco tiempo. Y... Ahora se hallaba picoteando, casi infantilmente, el hombro de Morgan, pues era el único que también había terminado con sus reportes.

—¿Qué?—, gruñó por enésima vez Morgan, entre gracioso y ligeramente fastidiado.

—Estoy aburrida, Derek Morgan, y quita esa cara de amargura, te vas a arrugar—, imitó el ceño fruncido de su amigo, ahora haciendo reír a JJ y Prentiss en el acto—. Tu eres el alborotador y la mente maestra. Diviértenos.

Ahora su rubia y azabache amigas también habían terminado con sus reportes, y estaban igualmente atentas al subidón de energía de Thomas. Reid, por otro lado, centraba su atención en el libro que llevaba unas buenas largas horas intentando leer -pero le resultaba imposible, por el solo hecho de escuchar el parloteo incesante de la 174.

Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora