—Buenos días—, bostezó, arrastrando los pies, y rascando uno de sus ojos en un pobre intento por desprenderse del adormilamiento que la abrazaba. Usaba una camiseta tres tallas más grande a la suya, y unos enormes pantalones a cuadros, como pijama. Los cinco animales de la casa iban detrás suyo—. ¿Cómo es que te despiertas tan temprano?
Por haber regresado en la madrugada, Hotch les había dado parte de la mañana libre, justificándose con un "deben descansar". Así que ahí se hallaban, despertando a las seis de la mañana, esperando a que dieran las diez para regresar a la oficina.
Y por otro lado, él no comprendía cómo es que había podido dormir tan bien en aquella habitación de huéspedes; siendo que ni siquiera en su propio departamento podía conciliar el sueño, razón por la cual casi siempre se quedaba en Quántico, bien fuera leyendo o adelantando trabajo.
—Oh, es solo una costumbre—, justificó, acomodándose en el sofá, y una pequeña sonrisa burlona se coló en sus facciones—. ¿Cómo es que tu no lo haces? Estuviste en el ejército.
—Bueno, sí—, alegó riendo—. Pero debía despertarme a las cuatro de la madrugada por obligación, no por gusto, riccio.
Spencer amplió su sonrisa viendo a la castaña desaparecer hacia la cocina. Miró su regazo, a las prendas que estaba usando. Era una pijama, sí, pero de Valerie; el pantalón le quedaba holgado en la cintura y algo corto, en cuanto a la camiseta, parecía suya -es decir, él era más alto que ella y más delgado, pero sabía que a ella seguramente la prenda se le vería gigantesca.
Spencer había descubierto que a Valerie le gustaba dormir con ropa tres tallas más grandes que la suya. Y agradecía esto, pues de lo contrario, habría tenido que dormir con la ropa sucia que llevaba en su bolso.
Luego escuchó un "¿Desayunas?" desde la cocina. Respondió con una afirmativa dudosa, y dos segundos después la escuchó maldecir por lo bajo, seguido a esto un fuerte estruendo. Spencer se puso en pie y caminó hacia el origen del escándalo, algo preocupado.
Lo primero que vio fue a los tres canes comiendo efusivamente de sus platos, y a los felinos también -pero con más calma.
Y ahí estaba Valerie, agachada en rodillas y manos, mirando debajo de los muebles de la cocina, con varias ollas a su alrededor.
Antes de poder siquiera preguntarle si estaba bien, o qué hacía en el suelo, ella respondió con un desesperado "se rompió la cadena, no encuentro mis placas de perro".
Las placas de perro. Así le decían en el ejército a aquellas placas de no más de cinco centímetros, con todos sus datos.
Y un segundo antes de que el rizado se agachara para buscar también debajo de los muebles, Valerie saltó emocionada, con las dichosas placas en sus manos.
—Iré a lavarme las manos antes de que me dé...- —, acto seguido estornudó, rodó los ojos—. Alergia.
Spencer soltó una risita viéndola desaparecer por el pasillo. Fijó su mirada en el mesón, donde ella había dejado las placas.
Las tomó entre sus manos, leyendo lo que ponían. Ambas placas ponían lo mismo, exactamente.
VALERIE D. THOMAS
O-2148740 T42 43 A
JOHN G. THOMAS
2206 BURNETT AVE
HQ BALTIMORE MD N
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Hide & Seek || Spencer Reid [Criminal Minds] (1)
Fanfiction[TERMINADA] Primer libro de la trilogía: "Killer games" Anteriormente teniente en el ejército; a la corta edad de veintisiete años logró conseguir un puesto en la Unidad de Análisis Conductual en el FBI. Dándole todo el crédito a su alto coeficiente...