Capítulo VII

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— ¡Hola!. Esta voz me sacó de la concentración, era James. — ¿La doctora más hermosa de esta firma está muy ocupada?. Preguntó

— ¿Es conmigo? —Dije con sarcasmo.

— ¿Puedes ver a alguien más hermosa que tú?... Pues claro que es contigo. — Entró y se sentó en frente de mi.  — ¿Tienes tiempo?

— Suspiré. — ¿De que se trata?. Lo mire sonriendo

— Vamos. Me tomó de la mano y me llevo por los pasillos. — Te va a encantar. Agregó

Subimos al ascensor y bajamos al parqueadero, allí estaba su auto esperando por nosotros

Nos subimos a él y salimos de ahí, en el camino le pregunté varias veces de que se trataba pero no tuve respuesta alguna

El reloj marcaba las 8:30pm y a mi celular entraba una llamada con el título "Ricardo" en la pantalla

— ¿Quien te llama? — Dijo sin quitar la vista de la vía

— Ricardo. — Respondí apenada

— ¿Ibas a salir con el? Estaba serio y podía notar la ira en su mirada

— No, pero supongo que algo quería

Apagué el celular y lo guardé en mi bolso, y para tratar de calmarlo pasé mi mano por su cabello, alisando cada parte y le besé en la mejilla

—  ¿Estás enojado? — Pregunté tratando de seducirlo y mordiéndome el labio inferior

— No, solo me molesta que el quiera quedarse con lo que me pertenece. — Dijo muy serio. — me he dado cuenta de cómo te mira, tú le gustas. Agregó

— Eso no es mi culpa. — Respondí

El aire se llenó de un silencio profundo y no volvió a hablar hasta que llegamos al lugar

— ¿Que hacemos en el muelle? Pregunté.

— ¡Es una sorpresa! — No te preocupes

Me tomó de la mano y comenzamos a caminar por la orilla del mar, oscuro a la luz de la luna

— Elizabeth, tú me encantas, me fascinas y quiero que estés conmigo para siempre — Te lo voy a pedir como si estuviéramos en la secundaria

Me tomó de ambas manos y me miró a los ojos.

El ruido de las olas era magnífico, podía sentir el choque de ellas, una tras otra, retumbaban en mi cabeza sin descanso. La brisa llevaba mi cabello con facilidad, dejándome completamente despeinada con cada soplada. Me sentía como una actriz de una telenovelas, todos estos factores me hacían sentir plena y confiada.

— ¿Quieres ser mi novia? — Está frase me sacó de aquel momento de plenitud.
— Si, se que suena muy extraño pero creo que es la única forma de hacerlo oficial. — Agregó
—No quiero que sea un secreto, ni mucho menos quiero que me des una respuesta sin antes estar segura.

Mi corazón estaba apunto de salirse de mi pecho, estás palabras me dejaron sin aliento y estaba completamente convencida de lo que quería. Tenía miedo, antes tomar esta decisión debía tener claras mi ideas, si quería estar con el, pero al mismo tiempo tenía miedo de lo que pudiera ocasionar, no tanto en nuestros compañeros de trabajo o familiares, sino en mi, que después de tanto tiempo esto sería algo nuevo para mi.

Debo dejar de pensar en tantas tonterías, ¡lo sé! Pero... debo admitir que en cierta parte si me preocupa. ¡A LA MIERDA!

— SÍ, sí quiero ser tu novia, estar contigo en todo momento y estoy muy segura de eso.

lo sé, mentí en eso de estar segura, pero creo que no me arrepentiré.

Lágrimas salieron de sus ojos y no dudo ni un segundo en besarme, nuestros labios se encontraron apasionadamente y muy despacio, era excitante y muy encantador... Me fascinaba

— Eli, juro que no te voy a fallar

— Solo te voy a creer cuando realmente lo pongas en práctica. — dije sin dejar de mirarlo.

Caminamos por toda la playa como unos niños jugando con las olas y la arena. Nos detuvimos un momento y nos sentamos en unos troncos de árboles caídos que allí estaban.

Sus besos erizaban mi piel, era perfecto, apasionado y mío... Estuvimos así por un largo rato hasta que noté que ya era muy tarde.

Juro que no quería salir de allí, lo  acepto. Me sentía muy a gusto con James, pero era momento de irnos.

— Creo que deberíamos volver a casa. — Susurré besando sus labios.

— Si, yo también creo lo mismo. — Elizabeth, soy el hombre más feliz del mundo ahora que estás a mi lado. — Dijo mientras se levantaba y luego me abrazó.

Caminamos hacia la salida, dónde dejamos el auto parqueado, abrió mi puerta y me ayudó a entrar, nos subimos al auto y salimos de ahí.

No quería llegar a casa, quería quedarme con el, está sensación de satisfacción era inexplicable, me sentía plena y feliz cuando estaba con el... Creo que esto me estaba gustando más de lo que pensé.


Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora