capítulo III

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JAMES

No podía creer lo que había oído, quería salir corriendo por las escaleras, llegar abajo y confirmar que fuera ella, mi princesa, la niña de los ojitos lindos y sonrisa contagiosa, que perdí hace muchos años.

Corrí a la oficina de William que al verme entrar preguntó —¿Que te sucede, está todo bien?

—¿Como se llama la nueva doctora? Pregunté. Y él respondió, — Elizabeth Johnson, ¿pasa algo con ella?

— No, todo está bien solo que es muy hermosa. Dije ansioso, y salí de allí.

— ¡Nick! Grité por el pasillo caminando hacia su oficina.               — Nick no me lo vas a creer.

— Déjame adivinar, te has acostado con Bianca. dijo en un tono de burla. —No seas imbécil Mellano, claramente no es eso, además Ana no sé lo merece. Le reclamé.

—¿Y entonces que? preguntó sorprendido. — La abogada Nueva, ¿sabes?

—¿Que pasó con ella? Oí que es muy hermosa, perfecta para mí. Dijo y sonrió.

— Mellano por favor, ella es Elizabeth, mí Elizabeth, recuerdas la niña de la que siempre les hablé cariñosa con ojos hermosos.

Podía notar decepción en su rostro, pero yo estaba feliz, mi vieja amiga estaba de vuelta...

Elizabeth

—Viste su cara. preguntó Zam.
—Si lo vi perfectamente, no puedo creer que sea él.

Llegamos al restaurante donde nos estaban esperando Marcela y Emil, eran perfectamente hermosas, Marcela tenía un vestido blanco con un broche dorado, y Emil unos pantalones de cuero negro, una blusa también negra y una chaqueta de cuero negra, se veían espectaculares y nos sentamos junto a ellas saludando con un beso el la mejilla.

—¿Por que tardaron tanto? Preguntó Marcela.

— Se nos pasó la hora por estar hablando. Zamira encogió los hombros.

Pedimos el menú, yo pedí una ensalada de vegetales con pollo horneado y de bebida un jugo de limón, mis compañeras ordenaron lo mismo.

Hablamos de todo un poco, me contaron sobre sus vidas para conocerlas mejor, y yo les habla de la mía.

Tuve conocimiento de la relación entre Marcela y Adam, quienes no estaban juntos pero se amaban infinitamente. Marcela vivía con su madre y Adam estaba divorciado y tenía dos hijos, que por lo que he oído no son de su sangre.

Emil por otra parte, vivía sola, sin hijos ni pareja, y era pretendida por Nick "el mujeriego de la firma".

Su vida era un tanto loca, también vivía solo, sin hijos ni pareja pero siempre lo veían con una mujer diferente, esto es lo que lo hace tan insoportable.

Ellas eran geniales, muy divertidas y sobre todo Unidas, sabía que nos llevaríamos bien.

Terminamos de comer y nos regresamos a la oficina, al llegar nos dirigimos hacía Helen quien nos recibió con un —"Como me les fué a mis queridas doctoras"

Ellas preguntaron si tenían algún cliente y se dirigieron a sus lugares de trabajo.

— Doctora Johnson. Susurró la secretaria. —El doctor Collins la quiere ver en su oficina.

Sus palabras me cubrieron con miedo y ansiedad, ¿que hago? Me pregunté, ¿que querrá decirme? Debo confesar que no quería verlo, tenía miedo de lo que pudiera pasar.

— Paola, acompañe a la doctora a la oficina del doctor Collins porfavor. ordenó Helen a una de las chicas sentadas a mi derecha.

— Doctor, aquí está la doctora Johnson. Dijo la linda chica abriendo la puerta y dejandome entrar.

Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora