Días después de mi llegada a México, decidí embarcarme en la búsqueda de empleo, caminando por toda la cuidad hasta que encontré un firma muy conocida mundialmente "Parker, Collins y asociados" ese nombre me cubrió con un escalofrío.
Al salir del ascensor me sorprendió la maravillosa vista que tenía en frente, todo se veía estéril, una habitación cubierta de baldosas grises brillantes, luces en el techo que alumbraban toda la hermosa sala de recepción y los muebles negros combinaban perfectamente con el resto.
Una hermosa mujer que aparentaba unos 55 años me cautivó con su radiante sonrisa y no pude evitar llegar a ella.
—buenos días. dijo sonriendo,—¿En que le puedo ayudar?
—Buenos días. Respondí entusiasmada. — Estoy buscando trabajo.
—no creo poderla ayudar con eso. Dijo en un tono de decepción.
—En que no la puedes ayudar Helen. oí detrás de mí, y al voltear vi a un hombre mayor en una silla de ruedas.
—ella está en busca de trabajo. Exclamó la secretaria, y tengo entendido que ya no tenemos oficinas disponibles.
—William Parker. dijo el hombre estirando su mano para estrechar la mía.
Sonreí y me presenté.
—Elizabeth Johnson abogada de familia. dije en un tono de alegría, a lo que el hombre en silla de ruedas me invitó a seguirle.
Entramos a su oficina, o eso creía, tomé asiento y aquel hombre me miró fijamente con sus ojos entrecerrados, y en seguida reaccioné.
— Me gustaría trabajar aquí, trabajar para usted claro, si se me permite.
Sonrió radiante y dijo.
— Primero debo comunicar al resto del bufete, a los socios para ser específico. Déjame tus datos y te llamaré ante cualquier novedad, doctora Elizabeth.
Estás palabras me cubrieron con un escalofrío, no lo podía creer de verdad tenía una oportunidad de trabajar aquí. Sabía claramente que uno de los socios era de apellido Collins, así que estaba muy cerca de la familia de aquel niño encantador, o al menos así lo recordaba, pero era imposible que el estuviera aqui, lo imaginaba en una empresa gigantesca con un título de arquitecto, así que posiblemente su familia solo era uno de los dueños.
Salí de allí súper emocionada, completamente complacida conmigo misma, salí del ascensor y me dirigí hacia la salida. Era una tarde cálida y fresca casi anocheciendo las luces de los autos adornaban la ciudad, mientras yo caminaba distraída por las calles, sentí un fuerte golpe y moría de vergüenza al ver que había tropezado con un hombre (muy apuesto por cierto), alto, de ojos cafés, cabello negro y cuidadosamente peinado.
Sus cosas cayeron al suelo, me agaché para ayudarle y cuando nos levantamos nuestras miradas se congelaron, mirándonos fijamente como si estuvieran atadas una a la otra, era encantador, y transmitía confianza y pasión. Rápido interrumpió y dijo entre risas:—Lo siento, no era mi intención.
— Pero como, si fui yo quien te tropezó. Lo siento soy una torpe. dije apenada con aquel apuesto hombre, que por cierto, no estaba solo estaba acompañado por dos mujeres hermosas y un hombre también apuesto que no entendían lo que estaba pasando.
—Perdón. repitió. — perdón por quedarme mirando es que es inevitable porque eres muy hermosa. Sonrió.
Me quedé helada con esta confesión, y escuché algo que me saco de mis pensamientos.
—Ay por Dios, si eres así con todas. Dijo una de las hermosas mujeres mientras los demás reían. Ya te pareces a Nick. agregó la mujer mientras seguía su camino.
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Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.
RomanceEn ésta historia de amor, sufrimiento y traición, no será nada fácil creer en los sentimientos. Elizabeth regresa a México después de varios años y se encuentra con su único y verdadero gran amor de la infancia; James, el estará dispuesto a conquist...