Comenzó a desabotonar mi camisa mientras me miraba fijamente, esto me hizo entender que quería algo más que mis dedos, decidí sacarlos de ella y ayudarla con mi camisa, en seguida ella comenzó a deshacer mi pantalón, se deslizó al suelo y tomó mi hombría en su mano.
Sabía lo que haría, por eso no protesté, solo la dejé continuar. comenzó a lamer desde la punta sin quitarme los ojos de encima, respiré profundo y ella continuo jugando con el en su boca.
Cada vez más rápido, lo chupaba como a una paleta, era magnífica. Un gemido salió de mi boca y ella no dejaba de mirarme, estaba segura de que lo estaba haciendo bien.
Sin dejarme terminar lo saco de su boca y se puso de pie, llevando sus manos a mí cara y besándome apasionadamente, me susurró al oído "quiero que entres en mi" pasando su lengua por mi oído.
Camino para alejarse pero la agarré por el cuello y la traje hacia mí una vez más, la levanté en mis brazos y nos dirigimos a la habitación, la puse en la cama, abrí el cajón de la mesa de noche y saqué un pañuelo blanco.
Lo ate en sus manos, dejándolas sobre su cabeza, ella comenzó a morderse los labios con intensidad, estaba de pie en frente de ella con una vista espectacular de su parte mojada, le abrí un poco más la piernas y sin pensarlo más entre en ella.
Se inclinó hacia atrás con un fuerte grito dejando caer sus manos atadas sobre ella. Mis movimientos eras fuertes y con precisión, sus gemidos eran fuertes y con desesperación, comenzó a gritar que me detuviera, que parara, ella lo suplicaba, me pedía a gritos que me detuviera y la desatara.
- ¿Estás bien? ¿Te estoy lastimando? -Le pregunté un poco acelerado.
- No, solo que no soporto que tengas todo el control sobre mí, déjame ayudarte. -Dijo respirando profundo.
La desate como lo pidió y ella se levantó, me empujó sobre la cama y se subió sobre mí, con movimientos suaves comenzó a besarme, nuestros cuerpos estaba unidos como una hoja de un libro a su cubierta, éramos uno solo.
Ella estaba dispuesta a entregarse completa. La coloque de espalda levantando sus caderas y entré en ella una vez más, sus gemidos se intensificaron más de lo normal.
Comencé a moverme más rápido y fuerte, mi hermosa dama gritaba cada vez más fuerte casi apunto de llegar a la cima. Lo estaba disfrutando, cada uno de sus gemidos, cada uno de sus movimientos me llenaban de excitación.
Ya estaba apunto de llegar a la cima, rápidamente la volteé para mirarla a los ojos mientras se venía.
En pocos segundos, con un fuerte orgasmo cayó sin fuerza alguna, me uni a ella derramando hasta el final y con un fuerte rugido, caí sobre ella, su respiración era profunda y acelerada, como si viniera de correr una maratón
Estaba cansada, sin fuerza, la levanté en mis brazos y la lleve al baño, me metí con ella a la tina y lave cada una de las partes de su cuerpo, era hermosa, su piel era perfecta, parecía tallada por dioses.
Salimos de la tina y la envolví con una toalla, la lleve a la cama y la cubrí con una sábana blanca, fui por al algo para cubrirme y me metí a la cama con ella.
Era perfecta, parecía un ángel con el cabello mojado y cubierta de sábanas blancas, me miraba con amor, sus ojos brillaban; no la dejé de mirar hasta que se quedó dormida... Nos quedamos dormidos.
★★★★★★★★★★★★★★★★★
Elizabeth
- ¡Buenos días!
Esta voz me sacó del sueño. Estaba sentado justo al lado de mi, mirándome como un niño a un dulce.
- Buenos días, mi estimado doctor Collins. - Dije estirandome en la cama.
- ¿Que tenemos para hoy? -pregunte mientras tomaba un poco de jugo de naranja.
Si, mi apuesto caballero de la mirada fría me trajo desayuno a la cama. Unas tostadas con mermelada de piña, esa era mi favorita, unos huevos revueltos y un delicioso jugo de naranja. Estaba espectacular.
Decidí levantarme de la cama al terminar el desayuno, y meterme a la ducha. No tarde mucho en el baño solo porque me di cuenta que no tenía ni una prenda de ropa diferente al vestido que traje puesto, iba a enloquecer.
¿Tengo que trabajar y no tengo que ponerme? Esto es fin de mundo, definitivamente si lo es.
- James, no tengo que ponerme. - Dije con decepción
- No te preocupes, en el armario hay ropa que compre para ti. - Hablo muy seguro.
¿Cómo que compró ropa para mí? ¿En qué momento? ¿Por qué no me dijo nada? James no deja de sorprenderme. Y yo debería dejar de hacerme preguntas estúpidas, ¿Si debería? Claro que sí debería.
Si, como dijo mi apuesto hombre de mirada fría, ahí estaba la ropa para mí.
Un armario lleno de ropa nueva, ropa que el eligió para mí, sin saber si realmente me gustarían. Habían muchas cosas ahí, desde zapatos hasta bolsos. Amo los bolsos; vestidos, pantalones, blusas, faldas... hasta ropa interior, múltiples colores y variedades. Ahora tenía que elegir que rayos me pondría.
La hora corría y yo me estaba ahogando en un mar de prendas infinitas, no sabía qué ponerme y se estaba haciendo tarde. Iba a entrar en colapso como de costumbre, esto de elegir la ropa no es nada fácil para ninguna mujer, y yo soy demasiado indecisa para esto.
No fue fácil pero por fin me decidí y aposté por un vestido negro ajustado, con un corte en forma de V en el cuello, sin mangas y con un cinturón de broche plateado al rededor de mi cintura, acompañado por un blazers blanco, tacones de punta plateados y lo que no puede faltar, un bolso color negro sin brillo alguno, completamente neutro, se acababa de volver unos de mis favoritos. Complemente con unos aretes, un collar muy sencillo pero hermoso de color plateado, un maquillaje casual, como de costumbre. Mi cabello seco y peinado con mucha delicadeza, caía por mis hombros dejándome ver... Espectacular.
Estaba lista para un día más de trabajo. Salí de la habitación, baje las escaleras y ahí estaba mi elegante caballero penetrando me una vez más con su helada mirada.
¿Y ahora por qué me mira así? Tal vez no le guste como me veo con esto, me da igual, me le acercaré a ver qué le pasa.
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Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.
RomanceEn ésta historia de amor, sufrimiento y traición, no será nada fácil creer en los sentimientos. Elizabeth regresa a México después de varios años y se encuentra con su único y verdadero gran amor de la infancia; James, el estará dispuesto a conquist...