Era completamente indeseable ver eso, en cada lugar de esta habitación había estado con James, podía mirar todas y cada una de las cosas que hicimos allí.
Ok, perfecto. Necesito escapar del mundo y me encuentro con esto, lo que me faltaba, tenerlo tambien en la imaginación y en los recuerdos.
Baje a la cocina por una taza de chocolate caliente y unas galletas, encendí la televisión y luego de cambiar más cien canales me aburrí. No pasaban nada bueno en esta cosa, decidí volver a la habitación.
Quería descansar, pero a la misma vez quería distraerme, y ¿por qué no hacerlo?
Era una noche fresca, el cielo estaba estrellado y la luna alumbraba toda la costa. Luego de pensar un poco terminé eligiendo la opción más tentadora.
Iría a darme un baño en la alberca, era la mejor idea, por nada iría a la playa, al menos no de noche, siempre le he temido a la oscuridad del mar.
Me coloque uno de los trajes de baño que encontré en el armario, era color negro de dos piezas, me quedaba muy hermoso, y no es por presumir. Tomé una toalla y baje a la alberca.
No lo dude ni un segundo, entre en ella de inmediato, el agua estaba un poco fría, era de esperarse, pero era delicioso. Repose mi rostro sobre mis brazos entrelazados, posados en uno de los bordes de la piscina. El agua me cubría hasta los senos así que no tenía tanto frío.
Me quedé allí parada por un largo rato, pensando en que pasaría con mi vida ahora, por más que intentaba distraerme siempre pensaba en lo mismo, una y otra vez.
¿Debería buscar a James?
Oírle, darle la oportunidad de contar su versión es de mucha importancia.Tal vez no debí huir así, sin hablar con el, sin escucharlo... ¡Demonios! ¿En que estoy pensando? El ni siquiera sabe que yo lo vi.
Creo que debo dejar de pensar tantas tonterías, estaré loca en poco tiempo.
Pasar tiempo sola me gusta, pero ya se había tornado aburrido. Decidí entrar a la casa, me subí a la alcoba para cambiarme la ropa mojada y meterme entre las sábanas blancas a descansar.
Revise mi celular antes. No tenía llamadas de ningún tipo, ni ninguna otra notificación. Luego de un par de pensamientos me dormí.
Un ruido extraño me levantó. Venía de la cocina, miré mi celular y el reloj marcaba las 3:00 am, en la oscuridad de la habitación me levanté para ir a ver, bajo las escaleras con mucho cuidado y no veo nada, pero... ¿Y ese ruido?
Todo estaba completamente oscuro, y en silencio, era como en una película de suspenso. Ahí estaba yo, en medio de la casa, sola con algo o alguien que hace un par de minutos había hecho un ruido extraño el cual me hizo levantarme de la cama, y ahora... Y ahora no está.
Me encojo de hombros y me dirijo a las escaleras, subo una vez más a la habitación para al fin dormir un poco.
Me acuesto, me cubro con las sabanas y cierro mis ojos...
De repente siento como una mano pasa por mis nalgas suavemente, acariciándola sin miedo
Me levanté de un salto, ¿¡¡¡Que mierda!!!?
El susto no me ayudaba a encontrar el encendedor de la luz, pero podía sentir como esa cosa se acercaba a mí. Solo podía caminar hacia atrás, hasta que el enorme armario me lo impidió.
Estaba muy asustada, no sabía que hacer, ni que pasaría conmigo. Decido correr hacia la puerta del dormitorio, pero cuando gire la manilla aquel sujeto me agarró por la cintura cubriendo mi boca y lanzándome a la cama una vez más.
Mi presión se elevó aún más, esas manos las conocía de aquí donde fuera, y esa respiración era inigualable.
— ¿Qué quieres?
Fue lo único de alcance a susurrar.— A ti.
Si, esto casi me deja inconsciente, esa voz, esas manos, era el, era James.
No pude evitar comenzar a llorar, tenía miedo y no quería que me tocara.
— ¿Por qué estás llorando?
— James, suéltame por favor, te lo pido.
— ¡No! —Dijo con una voz fuerte
— ¡Suéltame! —Grité. — ¿Por qué no vas y te coges a Ana?
Se quedó en silencio por un momento.
— Ella no me lo hace igual que tú. —Dijo levantándose y alejándose.
Es un miserable, ni siquiera lo negó, o al menos intento defenderse. Solo lo confirmo.
— Eres un desgraciado. —Dije entre lágrimas. —Como te atreves a venir aquí, a buscarme luego de lo que hiciste, a decirme que "ella no te lo hace como yo." Eres un imbécil, un patán. No pensé que fueras así.
— Tú eres mi mujer y estarás conmigo, por las buenas, o por las malas Elizabeth. Yo te amo y lo menos que quiero es lastimarte.
— Pues ya lo hiciste James, y no me lastimaste, me destruiste y para culminar con todo esto... Me perdiste. —Dije cerrando la puerta detrás de mi.
Vuelta una tormenta de pensamientos, baje las escaleras, James me perseguía gritando que lo escuchara, y que no lo dejara.
Encendí la luz de la cocina, la cual enciende la de toda la casa. Pude notar que James estaba ebrio, se tambaleaba sobre sus piernas, estaba despeinado y un poco sucio.
— Elizabeth por favor, te pido que no me dejes.
— ¿Por qué lo hiciste James? ¿Por qué te cogiste a Ana?
No obtuve respuesta alguna
— Creo que deberías dormir un poco. — Dije abriendo la puerta principal.
Salí de allí y me dirigí al coche de James, subí en el y me fui.
Espero no me denuncie por robo, ¿A donde voy a ir ahora?
Le marqué a Chris, el hermano de James para que fuera por el a la casa de la playa. El coche lo dejaría en el parqueadero de la firma.
La frase "ella no me lo hace como tú" daba vueltas en mi cabeza como un carrusel, una y otra vez.
Eran las 4:30 de la mañana, iba en un BMW blanco, las luces de las calles adornaban la cuidad, no había casi nadie afuera y en mis altavoces se escuchaba "la playa" Amaya Montero.
Encapsulada en el coche, me ahogaba en las estrofas de aquella canción.
Si pudiera volver a nacer, te daría cada día amanecer, sonriendo como cada vez... Como aquella vez.
Te voy a escribir la canción más bonita del mundo, y voy a capturar nuestra historia en tan solo un segundo. Un día verás que este loco de pronto se olvida, por mucho que pasen los años de largo en su vida...
Por un momento mi mente se nubló, vinieron a mí muchos recuerdos. James era el amor de mi vida, pero me había traicionado.
Juro que con el, quería todo en esta vida, pero él había destruido todo lo bonito que quedaba en mi. James Collins se iba a arrepentir de haberme engañado, de haberme visto la cara de estúpida. Se va a arrepentir.
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Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.
RomanceEn ésta historia de amor, sufrimiento y traición, no será nada fácil creer en los sentimientos. Elizabeth regresa a México después de varios años y se encuentra con su único y verdadero gran amor de la infancia; James, el estará dispuesto a conquist...