Capítulo XVIII

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Cerrando la puerta a mí espalda y abriendo una discusión con mi familia. Ellos estaban sentados en la sala mirándome, esperando lo que supongo que era una explicación de dónde estaba, y si... Eso era.

— ¿Dónde estabas? — Pregunto mi abuelo muy tranquilo.

— ¿Que dónde estabas? ¿No escuchas?  — repitió mi hermano un poco alterado.

— Jacob, tranquilo. — Agrego mi abuelo. — No le grites a tu hermana

— Estaba donde mis amigas. — solté un poco nerviosa.

— ¡Claro! y yo seguramente nací ayer.

— Jacob, deja de meterte en mi vida, nadie te dice como vivir la tuya. — dije caminado a las escaleras para subir a mi cuarto.

— ¡SOY TU HERMANO MAY...!

— Mi hermano mayor, no mi padre ni mi dueño. — le interrumpí antes de que terminara.

Me miró con ira, no sé si con esto lo lastime, pero ya estaba harta de que se metiera en mi vida. Ya  no soy una niña, y puedo cuidarme sola.

Me metí a mí habitación para darme un baño, y tal vez dormir un poco. Debía trabajar a las nueve de la mañana,así que tenía un tiempo para descansar.

Mi celular comenzó a sonar a las 7:36 am  era Marcela, ¿que querrá?

- Hola Marce, buenos días

- Eli, buen día. Te estamos esperando para ir a desayunar juntas antes de irnos a la oficina

Me di un giro en la cama y pase mi mano por la cara.

- Ya estoy casi lista, ¿Donde nos vemos?

- Pasamos por ti cuando estés lista, avisanos.

- ok, linda, nos vemos

Le había dicho que estaba casi lista, y ni siquiera me había levantado de la cama, tenía como máximo una hora para arreglarme.

Me di un baño con agua fría y salí para vestirme, eso era lo más difícil. Abrí mi armario y lo primero que vi fue unos jeans ajustados de color azul claro, lo combiné con una camisa de mangas largas de color blanco y unos tacones de plataforma negros, recogí mi cabello en un moño alto, me coloqué unos aretes plateados no muy grandes, y un collar del mismo color de los aretes. Mi bolso negro favorito y un poco de perfume para terminar.

Estaba lista, sencilla y muy hermosa. Sin una gota de maquillaje en mi rostro, Lucía fenomenal.

8:27 marcaba el reloj, había roto un récord de tiempo, baje las escaleras y en la cocina estaba mi abuelo comiendo una rebanada de pan.

— Eli, ¿podemos hablar? — Dijo mi viejo abuelo acercándose a mí

— Abu, me están esperando. No tengo tiempo. 

— Son solo unos minutos hija, luego te puedes ir.

Mire mi celular y tenía un mensaje de Zamira, decía "en 15 minutos estamos allá" 

Supongo que esto me daba tiempo de oír lo que el viejo Rogelio tenía que decir.

— Bien abuelo, te escucho. —Dije soltando a un lado mi bolso y sentándome en el sofá.

— Creo que debes ofrecerle un disculpa a tu hermano, fuiste muy grosera con el está mañana.

— Abuelo, no quiero hablar del tema. Dije levantándome del sofá

— Elizabeth Johnson, te sientas inmediatamente en ese sofá, y me prestas atención a todo lo que te voy a decir.

Tenía mucho tiempo que no veía a mí abuelo molesto, lo hice enojar mucho con eso. No me gustaba estar molesta con mi familia, mis hermanos y abuelo eran lo único que tenía así que no estaba bien que estuviéramos molestos.

— Abuelo perdón, no quería que te molestaras conmigo.

— Solo quiero que hables con tu hermano, el siempre ha estado para ti dándote apoyo siempre que lo necesitas, y no me parece nada justo que lo hayas tratado así. — Dijo mi abuelo mientras posaba su mano sobre mi pierna.

— Está bien abuelito, hablaré con el cuando llegue. — Afirme

Me levanté y me acerque a mi viejo abuelo, para darle un beso en la mejilla. El se levantó, me abrazó y me dio un beso en la frente.

"Ten un hermoso día hijita"  dijo eso mientras yo salía de la casa.

Allí no esperé mucho para que llegarán mis amigas. Marcela venía al volante, Zamira a su lado y Emil en la parte de atrás donde yo también de senté.

Fuimos a desayunar, no tardamos mucho y aún así llegamos tarde a la oficina. Subimos al ascensor y antes de que la puerta se cerrara entro nick, nuestro querido y muy carismático colega.

— Buenos días, doncellas. —Su voz seductora nunca estaba ausente.

— ¡Buenos días, Mellano! —Respondimos casi a coro

— Hoy noto dos energías muy fuertes, hay una fuerte tormenta en un lado y luego tenemos a alguien que pasó una excelente noche... Ruar. — termino haciendo ese sonido muy cerca de Emil.

Siempre que nick presentía algo, así era, y no sé si Emil haya tenido una noche divertida o apasionada, pero yo sí estaba en una fuerte tormenta, una de la cual quería escapar pero que aún no hallaba la salida.

— Nick, no te me acerques. —La voz de Emil me saca de mis pensamientos al reclamarle a Nick mientras intentaba olfatearla como un perro.

No pudimos evitar reír Zamira y yo, este par eran un dúo fenomenal. Aún no entiendo cómo es que no son parejas, pero sus razones tendrán.

— ¡BUENOS DÍAS SOLECITOS! — gritó nick al salir del ascensor con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

Era increíble ver como todos estaban felices, se notaba en sus miradas, en sus acciones, y ellos notaron en mi, esa tormenta que llevaba dentro. Las chicas lo notaron cuando fuimos a desayunar, les conté lo que estaba pasando y quedaron muy sorprendidas por el comportamiento de James, ellas lo conocían mucho más que yo, yo lo conozco desde hace mucho tiempo, si, pero no he estado tanto tiempo con el.

Me dirijo a la oficina de Adam y en el camino pasó por en frente de la oficina de James, no pude evitar ver hacia allá, y recordar lo que vi anteriormente me destruía el alma.

— Buenos días Adam, ¿como estás? — Pregunté a mi colega al entrar en su oficina.

— Muy buenos días mi estimadisima doctora Johnson. Yo estoy excelente, gracias por preguntar.

fingí una sonrisa para evitar mas palabras.

— ¿Ya te dieron la gran noticia? — Pregunta muy ansioso.

— ¿Cual noticia? — pregunto entrecerrando los ojos.

Ya no quería más malas noticias, y estaba literalmente rezando para que no fuese nada malo.


Amor Y Leyes. Unidos Por El Destino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora