Sting Eucliffe, cansado de tener tantas decepciones amorosas, hace un juramento de no volverse a enamorar.
En su gremio nota que el estado emocional de su amiga Yukino baja por tristezas y perder un espíritu celestial. Desesperado, busca la solució...
Normalicemos. Cualquier chica siempre me atrae en querer besarla, pero jamás más allá de eso. Cómo dije, no me interesa tener una relación ni ir seriamente a eso, solo que en debidas ocasiones me apetecía dar besos.
Al sentir su sabor, me di cuenta que sus labios eran muy diferentes a las de otras mujeres. No se, tienen un sabor exquisito, tan rosados y húmedos.
Ella no se quedó atrás, le seguía a nuestro beso. Se que el día de mañana cuando esté cuerdo y sano me lamentare por haberle hecho esto. Es una falta de respeto.
— A..Aléjate
Me lo dijo entre besos reclamando por lo que estaba sucediendo. Lo gracioso es que me pedía que me alejara, pero ella no detenía nuestra unión.
__ ¿Por qué?, si.. si se nota que te está gustando
Pongo mis manos en su rostro y profundizó más el beso, ella no se quedó atrás y se dejaba, seguía moviendo muy bien sus labios con los míos. ¿Habrá bebido algo como para no dar por detenido esto?. Yo solo le vi bebiendo dulce.
Pero ahora sí indico el alto y me alejo, levantándose rápidamente, acomodando su falda.
— ¡Oye no!, esto está mal, tu eres un tigre, yo un hada y además, ¡ni siquiera llevo un día aquí para que suceda esto! —Comenzó a ponerse paranoica— ¿que dirán de mi?. ¡Eres un grosero!.
Estaba llena de nervios y vergüenza, a mi solo me apetecía mostrar una leve sonrisa, acto que ella captó, tomando un libro de los que tenía en un pequeño mueble y lo lanzo en mi cara.
__ ¡Auch!. —Me queje— ¿que sucede contigo?
Ese maldito golpe me bajaría la ebriedad.
— Ay no, ¡Perdoname!, quién soy yo para pegarle al maestro de Sabertooth —Ahora se alteró—
Se agachó a mi, tocando mi rostro e intentando levantarme, pero aleje su mano de mi. Estaba paranoica.
__ Estoy bien. Tch, después de todo me lo merezco.
Si me lo merecía.
— Me..Mejor me voy, además no está bien que yo duerma en tu casa, así que nos vemos después.
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__ ¡Que no!
Me levantó rápido, cierro la puerta con llave y cierro con llave, ella me mira con una mirada asustadiza.
__ Te puede suceder algo, duermes en la cama de Lector y punto.
Le tome de la mano y me la llevé a mi cuarto, señalándo la de Lector, que estaba a lado de la mia. No quiero descuidarla, o que alguien trate de acercarse a ella. En este pueblo hay mucho tipo morboso.
