XIII."Epifanía"

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Sus ojos se abrieron con lentitud, la luz solar que entraba por su ventana iluminaba su habitación calando su vista, se estiro extendiendo bien sus brazos y piernas y con un largo bostezo se sentó en la cama rascando su espalda

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Sus ojos se abrieron con lentitud, la luz solar que entraba por su ventana iluminaba su habitación calando su vista, se estiro extendiendo bien sus brazos y piernas y con un largo bostezo se sentó en la cama rascando su espalda.

Se levanto de la cama y entró al baño iniciando con su rutina; Salió envuelta en toallas después de un relajante baño, fue a su armario y visualizo la ropa que usaría el día de hoy.

Su celular vibro trayéndola a la realidad. 

Un nuevo mensaje de Meliodas :

[ Buenos días mi bella princesa❤ ] 

Elizabeth sonrió con ternura, le encantaba los apodos que tenia para ella.

[ Pasaré por ti en una hora, mi madre no pará de hacer comida y arreglar la mesa, esta emocionada por conocerte. Es un paso muy grande para nosotros. ]

Elizabeth suspiro, no recordaba aquel compromiso; quería estar ahí, hablando con su suegra y darle una buena impresión, pero dentro de ella sentía que lo estaba haciendo por obligación, por miedo y no tener el valor de enfrentar a Meliodas con el tema del estúpido anillo de compromiso.

—Soy una tonta —murmuró dejando caer gotas saladas sobre su celular. Estaba llorando, llorar era lo único que sabia hacer en estos momentos. Seco sus lagrimas con su dedo índice y volvió a encender su celular.

[ Esta bien. Te espero en el estacionamiento ]

Espero un minuto para que le contestará.

[ Te amo. ]

Te amo.

Te amo.

Te amo. Una palabra tan corta pero tan intensa, una palabra significativa, ¿Meliodas la amaba? ¿La amaba a pesar de ser una entre un millón, la amaba a pesar de su heterocromía, a pesar de no ser tan experta en la cama?

Sus manos temblaban, su celular proyectaba ese mensaje -Te amo - su corazón estaba palpitando con fuerza, como si fuera a darle un paro cardíaco, sus mejillas estaban pintadas de rosa y sus labios estaban rectos... ¿Ella lo amaba?

Aventó el celular haciendo que rebotara en la cama y cayera al suelo, ya no le importaba si se había roto, su corazón estaba igual. Saco de mala gana la ropa que usaría y la puso encima de su cama, volvió al baño y mirándose al espejo dijo:

Casanova ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora