IX."Inefable"

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—Es muy pronto para el matrimonio pero

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—Es muy pronto para el matrimonio pero...—Suspiro sacando una cajita de fieltro rojo de su chaleco. —Elizabeth Goddess, ¿aceptarías ser mi novia? —Continuó al ver a su amada sorprendida —Este anillo lo declaró como uno de promesa, de que en un futuro se convertirá en uno de compromiso —Volteó a verla a los ojos con las mejillas sonrojadas y una hermosa sonrisa.

—Yo... —Elizabeth sintió sus mejillas arder, estaba segura de sus sentimientos hacia Meliodas, quería hacerlo suyo y vivir con él una nueva vida, él había logrado cambiar por ella se lo demostró aquellos días y lo sigue demostrando con los pequeños detalles, la vida esta para vivirse y aprender. Suspiro calmando sus nervios y le sonrió a su amante con ternura —Acepto. Quiero ser tu novia Meliodas Demon.

Meliodas se levanto de estar arrodillado, le coloco con rapidez aquel anillo de oro en su dedo anular. Le dedico una gran sonrisa y la atrapo entre sus brazos dándole un abrazo.

—¡Me has hecho el hombre más feliz de todos! 

—¡Tu a mi, la mujer más feliz de todas! 

Se separaron quedando a pocos centímetros, el aroma a nuevo y fresco del lugar y sus fragancias invadió sus fosas nasales, se miraban directamente a los ojos, miles de emociones pasaban por sus mentes, cada uno rendido a los pies del otro. Meliodas acaricio las mejillas de Elizabeth con ambas manos, sus dedos acariciaron su suave y blanca piel. La mujer que tenia en frente era hermosa, esplendida y gentil, no quería nada más de la vida que a ella. La atrapo en un beso dulce, sus labios se movían de un lado a otro, era un beso largo y lento, lleno de amor y deseo.

—Gracias por darme una segunda oportunidad...—Le susurro Meliodas, aprovechando para lamer sus labios haciéndola estremecer.

Meliodas...—Le susurro Elizabeth enredando sus manos en el cuello de su amado.

Quiero hacerte el amor ya mismo —Susurró Meliodas con la voz ronca en el oído de la chica mientras le daba un pequeño mordisco a la oreja. —No sabes cuanto te deseo.

ahhh~ —Gimió Elizabeth con un pequeño temblor y su libido al máximo.

Eres mía —Meliodas bajo sus manos a las piernas esbeltas de la chica, las apretó haciéndola soltar un grito de placer, con fuerza el rubio la levanto y la sentó en la mesa de bebidas, se metió entre sus piernas mientras agarraba su cintura, ella lo sostuvo por los hombros y volvieron a besarse esta vez más pasional y con mordidas de por medio.

—Eres mía —Meliodas bajo sus manos a las piernas esbeltas de la chica, las apretó haciéndola soltar un grito de placer, con fuerza el rubio la levanto y la sentó en la mesa de bebidas, se metió entre sus piernas mientras agarraba su cintura, ella ...

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Casanova ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora