XX."Sempiterno"

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—King, no debiste beber tanto.

Diane abrazaba a su novio por los hombros guiándolo hasta su auto; el pobre chico tambaleaba y caminaba como pingüino por el estado de ebriedad en el que se encontraba.

—Sho...¡hic! tengo un buen estomago... ¡hic! debo trabajar  —no dejaba de tambalearse y Diane decidió cargarlo como un costal de papas sobre sus hombros.

—Tranquilo King, Meliodas te dio el día libre, y además Elizabeth se encargara de llevarlo sano y salvo a su hogar —Diane tenia una increíble fuerza, podía cargar a King en sus hombros sin ningún esfuerzo. Llegaron hasta el auto y ella lo sentó en el asiento del copiloto mientras ella subía al del piloto en cuestión de segundos, incrusto las llaves y antes de encenderlo volteó a ver a su acompañante.

Estaba con la cara adormilada, sus ojos se cerraban con suspicacia y sus labios estaban entre abiertos, el sudor caía por su frente y su cabello castaño estaba rebelde. La chica de coletas se sonrojo por completo y sintió un cosquilleo por toda su entre pierna, quería tenerlo a su merced, el debajo y ella encima demostrándole cuanto lo deseaba.

—¡Pero que estoy pensando! —susurró a regañadientes mientras sus mejillas se pintaban de rojo y se mordía su labio inferior. Maldita la hora en la que decidió voltear a verlo.

—Diane... —imploró su nombre haciéndola tartamudear.

—¿Q-q-que pasa King? 

—Puedes acercarte por favor...—lo dijo con un tono tan sensual que la cordura abandono a la castaña; con nerviosismo se acerco al chico, y puso sus delgadas manos en los muslos de él para recargarse, se le veía tan tranquilo. Ella cerro los ojos al igual que él y con un roce de labios comenzó la diversión.

 Ella cerro los ojos al igual que él y con un roce de labios comenzó la diversión

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El beso comenzó suave y lento, cálido y amoroso. King era atento, acariciaba la espalda de su chica con cariño y con la otra mano tomaba su mejilla, en cambio Diane era más brusca, movía sus manos desesperada, masajeaba las piernas de su chico y lo agarraba de la nuca para profundizar aquel beso, sus caderas se contoneaban hacia adelante para hacer fricción y movía su lengua para buscar la de él.

Casanova ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora