Eva
Habían pasado unas dos horas desde el encuentro incómodo con Hugo. No ha vuelto a salir de su habitación, y yo, sinceramente, tampoco me preocupé mucho.
No entiendo su alteración por mirar una simple foto, aunque a pesar de eso, sigo con la intriga de quién es ese chico y por qué no quiere que le vea.
Salí de la ducha pasando mi mano por el vaho del espejo para mirarme. Enchufé el secador y empecé a secarme el pelo mientras me pasaba un cepillo para que quedara medianamente liso.
Al acabar, me maquillé dejando mis ojos al natural y mis labios rojos, y me vestí con unos vaqueros estilo pata de elefante, una sudadera blanca y unas zapatillas también blancas.
Salí del baño, y por el camino fui cogiendo las cosas que dejé sueltas por varios sitios.
Al abrir la puerta de la entrada, vi a Flavio y me acerqué a darle un pequeño beso.
- Hola, ¿vamos? - Me dice sonriente, yo asentí y agarré su mano, dejando que nuestros dedos se entrelazasen.
Bajamos las escaleras de madera y empezamos a caminar, no sin antes notar como una mirada se posa en nosotros, procedente de una de las ventanas de la casa.
Justamente, la de la habitación de Hugo.
Estaba sin camiseta, y nos miraba desde medio lado. Todo hay que decirlo, tiene un perfil perfecto.
Al ver que le he mirado, tensó la mandíbula y cerró la cortina.
Algún día entenderé a mi compañero de casa.
•
- Y bueno, en conclusión, que al final Gèrard le pidió perdón a Anne por la broma en el telepizza junto a un par de pepperonis.
- Habría que ver a Anne gritando por ver tantas cucarachas falsas en su habitación. - Reí levemente ante la historia que me cuenta el de gafas mientras mi cabeza se posaba sobre mis rodillas flexionadas, las cuales estaba abrazando en el pequeño espacio que tenía el banco de madera donde estábamos sentados.
Siempre veníamos al mismo parque, y al mismo banco, desde que empezamos. Me parece un sitio muy especial, aquí he pasado la mayor parte de mi infancia y mi adolescencia junto a las personas que me importan, y eso es precioso.
Volviendo a la historia. Resumiendo, a mi amigo Gèrard, se le ocurrió la genial idea de llenar la habitación de Anne de cucarachas de plástico, el mayor pánico de la chica.
Ella, obviamente, se enfadó con él, bastante, y tuvo que invitarle a una pizza para arreglarlo.
A veces aspiro a una relación como la de ellos. Flavio es muy buen chico, me trata muy bien, pero podría decir que me aburro con él, y Gèrard y Anne todo el día se hacen bromas, al menos es lo que se ve desde fuera y lo que me cuentan.
En cambio, nosotros tenemos emoción por nada, ni para el sexo -si es que tenemos -.
Somos la típica pareja de abuelitos felices que aún siguen casados y van a pasear de la mano mientras las florecitas caen.
Me siguió contando sus cosas aunque a mí ahora mismo solo me apetezca volver a mi nueva casa, así que poca atención presté. Me sabe mal por él, pero reflexionando sobre el tema, me doy cuenta de todo y supongo que a veces tengo que mirar también por mí.
La tarde pasó lenta, hasta que empezó a anochecer.
- ¿Me acompañas a casa? - Le pregunté.
- Claro, vamos. - Me sonrió amable y emprendimos nuestro camino de vuelta a la luminosa casa.
De noche se veía preciosa, ya que el jardín tenía muchos farolillos y guirnaldas, y todo se iluminaba cuando la noche inundaba el celeste cielo.
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Etéreo | Eva & Hugo.
FanfictionETÉREO: "extremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo." «-Tú y yo no podemos estar juntos, nos haremos daño. - ¿Y si nos dejamos llevar?» Dos personalidades distintas, unidas por un matrimonio externo que ninguno de los dos celebra. É...