Narra Eva
Al fin llegué a mi casa, devastada por lo que había pasado dos horas antes y muerta de miedo por si nadie me hubiera encontrado.
Hugo creo que no se inmutó que volví más tarde, no le vi por ningún rincón de la casa. Solté un suspiro y me senté en el sofá.
Siempre me han dado muchísimo miedo los sitios pequeños y cerrados, y a la mínima que me quedo así en uno entro en pánico.
Escuché las llaves tintinear en la cerradura y una cabeza rubia se asomó por la puerta.
— ¿Qué haces aquí? Te estaba buscando. — Me preguntó el rubio acercándose con una expresión algo preocupada, pero sin perder su frialdad.
— Me quedé encerrada en el baño del instituto. — Fruncí el labio y me abrazó por detrás. Le dejé una suave caricia en su brazo y le miré.
— ¿Quién ha sido?
• Flashback. 11:15.
Narra Hugo
Al escuchar el timbre solté un suspiro pesado de satisfacción por haber acabado la dichosa clase de matemáticas. Era consciente de que se me venía una buena escena en el recreo, tenía que hablar con Ana, y no había ningún indicio de que esa conversación vaya a tener buen camino.
Salí apresuradamente en su búsqueda hasta que la encontré donde suele estar, con sus amigos y apoyada en la pared de enfrente de la fachada.
Me acerqué con las manos en los bolsillos.
— ¿Podemos hablar?
Esa frase hizo que su atención se dirigiera hacia mí y asintió, diciéndole a sus amigos alguna excusa que no me interesé en escuchar.
— ¿Por qué ya no me hablas? ¿Te pasa algo conmigo?
Negué con la cabeza manteniendo mi postura. — No me pasa nada contigo, las cosas han cambiado, y ya está.
— ¿Quién es?
Fruncí levemente el ceño y entrecerré mis ojos. — ¿Quién es quién?
— Qué con quién estás, Hugo. Te he visto en la entrada con una chica morena.
— Con nadie, Ana, es mi amiga.
— ¿Besas a tus amigas?
Suspiré abrumándome un poco. — Lo siento. Tendría que habértelo dicho. Tenemos que dejar... esto, Ana.
— Está bien. — Frunció también el ceño. — Ya descubriré quién es. Y veremos como acaba. — Y así se fue, sin decirme mucho más.
• Fin del flashback.
— Ana. — Le respondí. Hugo no habló durante unos segundos hasta que me atreví a intervenir otra vez. — ¿Pasa algo?
— Es mi culpa. Lo siento.
Fruncí un poco el ceño en signo de extrañez. En un primer momento no entendí ese sentimiento de culpa repentino, sabía que obviamente era por él, pero no la causa.
— ¿Por qué dices eso?
— Le dije que no quería nada más con ella... Y por lo que se ve, supuso cosas que no le conté.
Torcí el labio y al final acabé pensando que Hugo no tenía la culpa como él decía. Al fin y al cabo, si solo dijo eso no tenía por qué implicarme y en cambio ella lo hizo. Negué con la cabeza y el pareció entender mi gesto al momento.
— ¿Necesitas o quieres algo...?
— No, nada. — Le solté eso a pesar de que lo único que quería era su compañía durante un rato. Que me demuestre que le importo. Pero no quería pedírselo directamente.
Dejó una caricia en mi pelo que me supo a poco y se fue a la cocina. Me tumbé y me tapé con la fina manta que siempre dejábamos reboleada por el sofá, hasta que me rendí a Morfeo y me quedé en esa postura.
Cuando me desperté eran las 18, he dormido más de lo que me imaginaba aunque supongo que una siesta nunca viene mal.
Me incorporé y volví a ver al rubio entrar al salón.
— Has dormido mucho, eh. —Dice bromeando, yo le dediqué una pequeña sonrisa y me rasqué la nuca.
— Sí, un poco.
— He hecho café, ¿quieres?
— Está bien. — Asentí.
Al poco, Hugo volvió con el café en las manos y me lo sirvió.
— Oye... Se me olvidó preguntarte. — Me miró curioso mientras bebía. — El vídeo... ¿que pasó?
Negó. — Nada, no estoy muy preparado para afrontar tener un trabajo así. No es lo mío. — Bebió. — Me gusta tocar como toco hoy en día.
Asentí conforme. Ya no me sentía tan mal por lo que pasó, si él está contento con lo que tiene actualmente, yo también lo estaré.
— ¿Tú vas a hacer algo de castings?
— No lo sé... Creo que esperaré.
— Entiendo, bien. Pero cuando seas famosa, dedicame el Goya, eh, que estás gracias a mí.
— Eres idiota. — Hice una mueca y reí dándole una pequeña palmada en la nuca, él se estremeció y negó.
— Es la verdad. Siempre duelen, Evita.
— Dios, no me llames así. — Bebí un sorbo del café.
— Es más cuqui. — Siguió riéndose y dejó la taza ya vacía sobre la mesa.
— ¿Tú diciendo cuqui? ¿Tienes fiebre? — Le toqué la frente dramáticamente y me apartó la mano riéndose aún.
— ¿Te crees que no tengo vocabulario o qué?
— Más allá del “déjame, pesada” y esas cosas, pues no, no lo imaginaba.
— Ja, ja, ja. Mira que eres graciosa.
— Ya lo sabía. — Hice una mueca orgullosa mientras me seguía riendo y dejé también mi taza vacía.
— Yi li sibía. — Me imitó haciendo burla y yo le volví a dar, hasta que nos iniciamos en una pelea de cosquillas y de besos mientras nos reíamos.
Puede ser que Hugo y yo nunca definamos lo que tenemos, supongo que ni lo sabemos, pero últimamente es mi único motivo para sonreír. Me hace sentir muy bien, y estar con él me cura el alma.
No pensé nunca que podría decir esto, pero vuelven a hacerme feliz. Aunque nuestra relación vaya a ser bastante complicada, no me asusta.
Quiero estar el máximo tiempo que podamos, antes de que alguien o algo lo dificulte.
★
Holi holi, sé que llevo mucho tiempo desaparecida pero aquí tenéis otro capítulo, espero que os guste y que me perdonéis, os quiero <333
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Etéreo | Eva & Hugo.
FanfictionETÉREO: "extremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo." «-Tú y yo no podemos estar juntos, nos haremos daño. - ¿Y si nos dejamos llevar?» Dos personalidades distintas, unidas por un matrimonio externo que ninguno de los dos celebra. É...