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Eva

Sábado, 6 de febrero. Y maldito sea el día en el que se le ocurrió a mi padre que venir aquí, pudo haber sido una buena idea.

¿Sinceramente? No me parece bien que haya superado a mi madre. Sólo se divorciaron hace poco más de un año, y ya se va a vivir con otra mujer.

Ella no ha querido saber nada más de él, y con razón, aunque muy a mi pesar, mi custodia me toca con él.

No quiero sacar las razones por las que no puedo vivir con mi madre, no me gusta hablar de ese tema.

Nos bajamos del Audi negro y cogimos las pesadas maletas del maletero para arrastrarlas hasta el pie de las escaleras de aquella casa.

La casa desprendía una luz rara, una fachada blanca la caracterizaba y un jardín precioso decorado de tulipanes antes de entrar.

Subimos ambos las escaleras para llegar al porche, y mi padre se encargó de llamar al timbre.

Abrió una mujer rubia, alta, con algunos tatuajes y con el pelo estilo rockero. Sus ojos se rodeaban de un lápiz negro y unos labios rojos algo exuberantes.

Sinceramente me sorprende, no tiene nada que ver con mi madre. Mi madre es elegante, pelo largo castaño, ojos oscuros. En cambio ella es completamente distinta, es más ¿"informal"? Supongo.

Nos adentramos en la casa y me encargué de mirar todo el ambiente, limpio y ordenado, con un olor característico, pero agradable.

- ¡Hugo! ¡Sube las maletas! - Tras emitir ese grito, baja el que va a ser supuestamente mi hermanastro.

Es un chico rubio, ojos verdes, alto también y con el cuello lleno de tatuajes, ¿qué tiene esta familia con tatuarse de arriba a abajo?

- ¿No puede sola o qué?

¿De qué coño va?

- Puedo perfectamente, gracias por la ayuda. - Antes de que pudiera coger mis maletas, las cogí yo y subí a regañadientes.

¿Quién se cree para hablarme así, sin conocerme?

Escuché unos pasos detrás de mí, y al girar mi cabeza hacia el sonido de la madera chirriando, veo que es él, así que solté un resoplido inconsciente.

- Tu habitación es esa. - Señaló una puerta blanca, aún cerrada.

Sin agradecerle, abrí la puerta y dejé mis maletas en el suelo. La habitación es bonita.

Las paredes son blancas, con varios cuadros, y los muebles también, provocando que haya mucha luz, procedente de un gran balcón.

- Se dice gracias, eh.

Y a la mierda el momento de paz.

- ¿Puedes dejarme? No te he dicho nada para que vayas persiguiéndome.

- Nos tendremos que llevar bien si vamos a vivir juntos, ¿no?

- No pienso igual, así que sal.

- Joder, como está la ojos de sapo, dile a tu novio que te dé lo tuyo, que te veo amargada.

Lo miré frunciendo el ceño, soltó una leve carcajada y se fue. No parece un imbécil, lo es, y hasta el fondo.

Me eché sobre la cama y cogí mi móvil, que reposaba sobre la mesita de noche tras haberlo sacado de mi bolsillo trasero en busca de más comodidad. Abrí el chat de mi novio, Flavio, y escribí.

ey, ya me mudé

y bien?

mi "hermanastro" es insoportable, un chulo

joder :(, anda, luego nos vemos y te despejas

vale, te quiero

yo más

💜

Os informo. Flavio es mi novio de hace 6 meses, y la verdad es que me hace muy feliz.

Es un chico muy tierno, muy comprensivo y detallista, vaya, lo que podría ser el novio perfecto.

¿Su única falla -por así decirlo-? Los celos.

A veces es muy celoso, demasiado y no me gusta nada. Ya que, muchas veces, se piensa cosas que no son. Pero bueno, igualmente intento remediarlo la mayoría de veces.

Me levanté de la blanca cama y empecé a vaciar mi maleta, para ir introduciendo mi ropa en el amplio armario que se encontraba enfrente.

No encontré muchas diferencias con mi casa de antes, era casi igual de grande, aunque esta habitación tiene mucha más luz que la que tenía la mía.

Empecé a sacar fotos de un compartimento de mi maleta, y sonreí levemente al ver cada una de ellas.

En una aparece Anne, mi mejor amiga. Es la mejor persona del mundo, y le estaré eternamente agradecida por todo lo que me ha ayudado.

Le sigue Flavio. Una foto bastante tierna, en un parque, fue el primer día de novios, y lo pasamos bastante bien.

Gèrard, mi mejor amigo, y el novio de Anne. Me encantó que salieran juntos, me sienta genial verlos felices.

Varias fotos haciendo el tonto se cuelan también por el montón, y viendo algunas, se me escapa una pequeña risa.

Hay una que es en la nieve. Fue un día bastante gracioso, Flavio se tiró desde lo alto y se comió una montaña de nieve, y su cara se llenó de pequeños copos que goteaban de sus pestañas.

Me reí negando y decidí finalmente colgar todas las fotos en la pared con una especie de chicle que hacía función de pegamento.

Salí de la habitación descalza -como de costumbre- para explorar un poco la casa. El pasillo es largo, y las paredes son también blancas, como toda la casa. Tiene varios cuadros colgados de cosas varias, y una pequeña mesa con más fotos, en las que se encuentran algunas de Hugo.

Me agaché para observarlas con detenimiento.

En las fotos sale también un chico joven, moreno, y un poco más bajo que Hugo, ¿quién será?

- ¿Se puede saber qué haces?

Una voz familiar interrumpió mi observación, era Hugo, y no se le veía con cara de muchos amigos.

Avanzó hacia mí y me arrebató la foto de las manos.

Yo permanecí en silencio mientras me levanté, algo asustada por el repentino enfado del chico y por sus ojos clavándose en los míos.

- Deja de cotillear y céntrate en tus asuntos si no quieres que tú y yo nos llevemos mal de verdad.

Me dice mirando firmemente mis ojos, gesto que hace que mi piel se erice por los nervios que me inundaron al verle de repente así, sin haber hecho nada, y entra en su habitación cerrando de un estruendoso portazo.

¿Qué acaba de pasar y por qué se ha puesto de esa manera cuando simplemente estaba mirando una foto expuesta en la casa?

Solté un leve suspiro observando su puerta, y al final decido bajar y no meterme más.

Aunque fuera gilipollas, no quiero que mi estancia aquí se joda por eso, me gustaría vivir feliz.

Llegué al salón y me senté en el sofá. Conduje mi vista a la televisión y observé el programa que están televisando.

La verdad es que es bastante aburrido, así que me reclino dejando una pierna sobre el respaldo, esperando a que Flavio me avise para quedar y poder salir de este sitio.

Etéreo | Eva & Hugo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora