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Eva

Amanecí a las 7:30, mi hora de costumbre para despertarme por culpa de las clases. La hora es odiosa, y he odiado madrugar desde que tengo uso de conciencia.

No tengo ni la menor idea si ayer hicieron cosas en clase que me pudieran importar, aunque supuse que si no me dijeron nada, es que no habría.

Ignoré ese hecho y me puse unas mallas decoradas con algunos colores y una camiseta ancha y negra, puesto que hoy teníamos educación física y no podía arreglarme.

Me recogí el pelo en una coleta alta, procurando hacerla de la mejor manera posible, aunque me cueste muchísimo a causa de mi pelo grueso.

Me calcé con unas deportivas que usaba exclusivamente para eso, y me puse una sudadera encima de color blanco.

Bajé las escaleras de madera y llegue hasta la cocina, allí se encontraba mi hermanastro, desayunando un par de tortitas de las que quedaron ayer.

— Buenos días. — Comentó. Yo le miré y sonreí levemente.

— Buenos días. — Respondí.

No me esperaba que me dijera buenos días, aunque su respuesta a los míos fue un movimiento suave de cabeza, sin mucha expresión.

Cogí algo ligero para desayunar, un par de galletas y una cajita de zumo. Me tomé ambas cosas y me dispuse a salir.

— ¿Te llevo? — Me preguntó el rubio, y yo me giré para mirarle.

— Si no te importa, no te diría que no.

Asintió y salimos de la casa cerrando la puerta a mi espalda, al ser yo la última.

Nos dirigimos hasta el coche de Ana, ya que ella siempre va andando al trabajo al tenerlo tan cerca, y nos montamos.

Y otra vez sonaba Blinding Lights, pero esta vez no era casualidad de la radio. Hugo la puso.

Canté en voz baja, se me hacía inevitable no hacerlo, mientras mis ojos observaban como él movía la cabeza al ritmo. Se veía que la canción verdaderamente le encantaba.

Por desgracia, el viaje acabó antes de que la canción lo hiciera, y odio que las canciones no acaben cuando tengo que parar la música.

Nos bajamos del coche y avancé hasta Anne, sonriente.

— Buenos días por la mañana. — Exclamó la de rizos, también con una sonrisa muy amable.

— Buenos días. — Me estiré emitiendo un pequeño ruido para luego soltar una risita. — ¿Qué toca ahora? — Pregunté rascando uno de mis ojos.

— Lengua, cariño, ya sabes, lunes, 8 de la mañana. — Dijo sarcástica mientras reía. Sí que era verdad que nunca me acordaba de los horarios, y si algún día lo hacía, ya no servía de nada porque hubieran acabado las clases.

— Perdón, señorita. — Reí. Al oír el timbre, bufé inconscientemente y fui andando hacia la clase como si mis pies verdaderamente pesaran o tuvieran zapatos de hierro.

Abrí la puerta con mi antebrazo y me dirigí a mi sitio. La profesora aún no había llegado, y en clase solo estaba Maialen, una chica bastante simpática, aunque no he hablado mucho con ella.

Me remito a saludarla con la mano sonriendo de medio lado, y ella me responde con una amplia sonrisa.

Escucho la puerta abrirse y al mirar hacia atrás, era la persona que me imaginaba, Anne, y de forma automática, va a su sitio. Tiene tanto sueño que cualquiera diría que va sonámbula.

Me siento también en mi sitio, que siempre era a su lado, y entró Laura, la profesora de lengua.

Es bastante buena mujer, amable siempre con sus alumnos, pero sus clases adormilan. Más de una vez Morfeo me ganó en la batalla de mantenerme despierta y acabé dormida sobre la mesa.

No tuve mucho interés sobre el tema del que trataba la clase, sinceramente repetir por enésima vez los autores de la generación del 27 me cansaba bastante, por lo tanto, me puse a mirar el móvil por debajo del pupitre.

Y ahí estaba, el vídeo de Hugo.

Aún no sé qué hacer con él, no sé si podría publicarlo o simplemente guardarlo, aunque no entiendo como él no lo hizo antes.

Mi corazón me decía que lo publicara, y mi cerebro en cambio me decía que no, que si él no lo ha hecho antes yo no era nadie para hacerlo.

Pero como siempre me pasaba, el corazón me ganó y publiqué el video en YouTube. Él no me seguía, y con suerte, no le llegaría directamente.

Hugo Cobo - Guantanamera.

0 visualizaciones, como era obvio, pero ya está hecho.

Las clases pasaron y decidí irme a casa con la conciencia tranquila, no tenía por qué sentirme culpable.

Saqué el móvil de mi bolsillo trasero y entré al vídeo a ver qué tal iba mientras esperaba a Hugo —suponiendo que me llevaría a casa—.

300 visualizaciones. En tres horas.

Dios mío.

Mordí mi labio al ver que subía más rápido de lo que podía imaginarme, y mi conciencia que tan tranquila estaba empezó a atormentarme un poco.

Se me cortó todo cuando vi al rubio salir junto con su amigo, Javy, un chico bastante majo.

— Nos vemos, Javy. — Se despidió de su amigo y él nos sonrió a ambos, para luego retomar su camino.

— Vámonos, anda. — Me dijo. Yo asentí y fui con él al coche.

Ambos nos subimos y me até el cinturón mirando a la ventana directamente.

Hugo arranca y el coche empieza a avanzar hacia nuestra casa.

Llegamos a nuestra casa y yo entré como un rayo a mi habitación, quedándose él un poco atónito, pero ahora mismo me da igual.

Volví a abrir el móvil.

1000.

No sé qué hacer, joder.

Recargaba la página como una loca para ver si era verdad lo que mis ojos veían, y el número pequeño de visualizaciones en YouTube no paraba de aumentar y aumentar.

Hugo se daría cuenta, lo tengo asumido, y no sé qué podría pasar si eso ocurre.

Dejé mi móvil a un lado para dejar de centrarme tanto en eso, por más que en mi cabeza sea una nube.

Me senté en mi cama y encendí la radio que tengo justo al lado de mi mesilla de noche, para meter un disco de Stevie Wonder y escucharlo mientras leía.

Apoyé mi espalda en el cabecero y me dispuse a leer Nosotros bajo la luna, un libro que me empecé gracias a Anne y me parece bastante bonito.

Ay Eva la que has podido liar jwjfjsns.

¿Como creéis que reaccionará Hugo cuando vea el vídeo?

Nos vemos en el siguiente <3

Etéreo | Eva & Hugo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora