CAPÍTULO 1

1.9K 136 24
                                    

Luego de un buen entrenamiento para ejercitar su cuerpo se dejó caer al suelo con extremo cansancio, no estaba acostumbrada a hacerlo, su vida se basaba en comer, leer, mirar series y dormir. Por esa razón su tía le obligó a entrenar al menos por treinta minutos todos los días, lo cual fastidió sus planas de no hacer nada que la canse.

Se tomó una ducha caliente y se vistió con un pantalón holgado negro junto a un buzo del mismo color que le llegaba a las rodillas por ser dos tallas más grande que ella. Unas medias largas que las dejo por sobre la tela del pantalón para que no le de frío y se sentó en la silla de oficina dispuesta a jugar con su teléfono.

— ¡Ya estoy en casa! —avisó su tía Isabella, quien había ido a comprar al supermercado para llenar la despensa ya que su sobrina e hijo la vaciaron después de días continuos de películas.

La pelinegra bajo por las escaleras de madera oscura hasta la sala, con el pelo mojando y soltando algunas gotas al caminar.

— Hola tía —saludó poniéndose del otro lado de la barra frente a ella para poder ayudarla a sacar las compras del súper.

— ¿Estuviste entrenando, no? —asintió guardando la comida en el nevera— deberías descansar un poco más, salir con alguna amiga o conocer a un chico —la menor la miró levantando una ceja por aquella ocurrencia, sabía perfectamente que no le gustaba salir y conocer personas.

— Sabes que no me interesan esas cosas —respondió dirigiéndose al sillón después de haber terminado de ayudarla— además ya tengo un amigo, con uno es suficiente.

— Al menos sal —golpeó despacio la cabeza de la ojiazul sonriendo y miró el sillón que solía ser utilizado por su hijo, le sorprendió el no verlo ahí— ¿Ian está aquí? —ella negó tirándose sobre el sillón boca abajo— Primero seca tu pelo ____ —la regañó dejando un cepillo sobre la mesita de té mientras refunfuñaba sobre la mala costumbre de su sobrina. No sabía que haría el día que se vaya a vivir sola.

— Me da pereza —se quejo prendiendo la televisión, buscando el canal que en las tardes miraba— además, ¿Para que me tengo que secar el pelo si se va a secar por si mismo?

— Anda, tienes que hacerlo o te resfriaras como siempre —habló con una mirada amenazante sobre ella dándole a entender que lo tenía que hacer igual, le guste o no.

La pelinegra rodó los ojos y se sentó sobre sus piernas, empezó a peinar su corto pelo mientras veía una serie siendo transmitida, tuvo que tomar una toalla para primero secar su pelo ya que aún estaba mojado.

— ¡Ya llegué! —gritó alguien tras abrir la puerta de la entrada, dejó sus zapatillas a un lado— ¡A qué no se imaginan que conseguí! —dijo el castaño con emoción dirigiéndose a la cocina junto a una cantidad masiva de libros sobre sus brazos, ____ miró aquello con disgusto pues a ella no le gustaba pasarse horas estudiando arduamente. En realidad no le encontraba la gracia a nada, perdió la pasión que en su momento tuvo por el hacer algo apasionante.

"¿Cómo es posible que estudie tanto?"
Pensó regresando su vista a la televisión para poder entretenerse con algo interesante.

— A ver, ¿Que conseguiste ahora? —preguntó la mayor junto a un suspiro, él siempre hacia lo mismo cada vez que llegaba de la escuela, le gustaba contar lo que descubría o aprendía, aunque por más de que a nadie le interesa, lo escuchaban igual ya que a nadie le gusta ser ignorado cuando cuánto algo que hace que se le iluminen los ojos.

— ¿Otra vez estás viendo tus series? —preguntó Ian sentándose como indio en el mismo sillón que su prima mientras sacaba sus hojas de estudio, quería ponerse al día para poder ingresar en su academia soñada.

𝗦𝗮́𝗹𝘃𝗮𝗺𝗲 ˖- Bᴀᴋᴜɢᴏᴜ ʏ Tᴜ́ ⿻Bnha⿻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora