CAPÍTULO 8

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— Entonces le ganaste al vecino —murmuró con una radiante sonrisa— ¡Tendré con que joder! —rió para después comer un poco.

— ¿Vecino? —preguntó confundida.

— Si ____, es el vecino, hijo de Mitsuki —le explicó su tía sentándose en la silla al lado de su hijo.— tengo listo tu traje —avisó cambiando de tema dejando una caja sobre la mesa de color negra— espero que te guste.

— Gracias tía —le agradeció con sus ojos brillosos y la tomó, las ganas de ver cómo había quedado la inundaban, antes de poder abrirla, alguien tocó la puerta de la entrada.

— Ya voy —dijo Isabella levantándose de la silla, mientras tanto Ian seguía comiendo su cereal con leche como si fuera la cosa más deliciosa del mundo.

— Hoy encontré una caja en el cuarto de libros, la dejé en tu habitación porque ocupaba espacio —avisó con su vista fija en la pantalla de su teléfono sin prestarle atención a su alrededor.

— Mi habitación no es un lugar para almacenar basura —arqueó un ceja apuntandolo con una lapicera que había sobre la mesa.

— No me interesa, capas que hay algo que te sirva, no se, hace lo que quieras —_____ le golpeo la frente con el útil escolar justo cuando él estaba bebiendo, haciendo que se ahogue por el acto inesperado— ¡E-Ey!

Haciendo caso omiso a las quejas de su primo subió por las escaleras hasta su habitación, llevando consigo la caja negra que le había dado su tía, al entrar vió que en el medio del dormitorio estaba aquella caja de la que habló Ian anteriormente, soltó un suspiro y cerró la puerta.

Era una caja de cartón, se veía vieja, desgastada y maltratada por lo que debía suponer que llevaba años guardada en esa habitación. Le quitó la cinta y la abrió dejando al descubierto su contenido, dentro habían libros, cartas y otra caja pequeña.

Sacó las cartas que había dentro, tomó una de ellas y leyó con desinterés, letra tras letra, una caligrafía preciosa pero que al final se volvía difícil de leer ya que parecía como si lo hubieran escrito bajo algún peligro o simplemente su mano temblaba demasiado.

La última frase la hizo congelar.

"Creo que no viviré"

No podía sacar conjeturas locas pero esto no le daba buena espina, todas las cartas y cada una de ellas terminaban exactamente igual, la última era de color gris con una marca roja, parecía tener algo dentro así que con sumo cuidado lo sacó de allí.

— ¿Qué es esto...? —susurró mirando la inyección con un número no legible, aún tenía la dosis dentro pero la aguja estaba envuelta en un plástico difícil de romper.

Tomó la hoja que estaba en el sobre gris y la empezó a leer, esto la hacía sentir nerviosa ya que no sabía de qué se trataba todo eso, y mucho menos, de quién era o en que peligro se podría estar metiendo.

"Los experimentos están saliendo de forma exelente, va todo según el plan por lo que esto terminará pronto. Solo una niña sobrevivió así que necesito que ustedes se hagan cargo de ella para que crezca y la entrenen.

Esta es la última dosis que queda, cundo llegue el momento destruye la o esto empeorará."

Las manos de la ojiazul comenzaron a temblar, inhaló aire intentando relajarse. Aún quedaba por revisar los libros pero la incertidumbre la inundaba por completo.

𝗦𝗮́𝗹𝘃𝗮𝗺𝗲 ˖- Bᴀᴋᴜɢᴏᴜ ʏ Tᴜ́ ⿻Bnha⿻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora