Capítulo 7

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Otra cita

Kendall:

—¿Entonces está arrepentida?

Hoy era el segundo día que Cailin no venía a la escuela y según me dijo Thomas era porque había agarrado un resfriado terrible y ni siquiera podía ponerse de pie. Tiene sentido, ella no era de enfermarse, se podía decir que su sistema inmunológico era muy eficaz pero cuando lo hacía, cuando algún virus o una bacteria hacía de las suyas en el cuerpo de chica, era lo peor, ella no se podía de ni mover e incluso hablar, por lo que tenía que faltar y a Cailin no le gustaba mucho que digamos, le encantaba venir a la escuela y nutrir ese cerebro tan peculiar que tenía.

—Sí, dijo que se siente mal por como te trato y que tal vez tengas un poco de razón respecto Alix —mencionó Thomas mientras comía una manzana verde, sus favoritas. Yo por mi parte engullía un enorme hot-dog.

—¡Es qué tengo razón! —exclamé y sin querer varios pedazos de comida salieron de mi boca.

—¡Kendall! ¡No se habla con la boca llena!

Comencé reír del histérico de mi hermano e intenté tragar lo que había en mi boca hasta que empecé a toser. Me estaba ahogando. Sin embargo no sabía que era lo que más me daba risa, el hecho de que tuviera una obstrucción parcial y eso me fuera gracioso o la cara de Thomas.

 —Que bueno, eso te pasa por cochina.

Me di unos golpes en el pecho antes de empezar a respirar con regularidad.

—Pude haber muerto.

—Sabes que no. Cuando te estas ahogando y sigues riendo es una obstrucción sencilla y lo único que tienes que hacer es alzar un poco tu cabeza para que entre aire o bien, darte unos golpes en la espalda.

—Ni siquiera me ayudaste, desconsiderado —objeté.

Él se encogió de hombros antes de seguir comiendo con tranquilidad.

De la nada un papel cayó justo en el centro de nuestra mesa, éste estaba perfectamente doblado en cuatro. Miré a Thomas con duda, esto era tan raro. ¿Por qué la persona simplemente no venía a decirme lo que tuviera que decirme en la cara?

—¿Viste quién fue?

Él negó y tomó el papel con los ojos brillantes de curiosidad, cuando lo desdoblo y leyó lo que venía adentró soltó una fuerte carcajada que me dejó desconcertada. Su cara traía la diversión y burla tatuada.

—Tal vez quieras averiguarlo. Es para ti.

Fue mi turno de leer la pequeña hoja. En cuanto vi su contenido una sonrisa se dibujo en mi rostro.

“Dicen que una persona que ríe mucho es porque no quiere mostrar alguna tristeza de vida. ¿Eso es cierto, pequeña Kendall? Te invitó a que me ayudes a resolver mi duda. ¿Salimos el viernes?”

—Cameron —dije.

—¿Cómo sabes? —preguntó y rio —. Pudo haber sido Hunter.

—Ni menciones a ese bastardo, bueno para nada —refunfuñé con voz arisca. Thomas sólo rio por lo cómica que le parecía la situación. Yo no le encontraba lo gracioso a esto, en mi interior se alzaba el sentimiento de odio a mi ex.

El deseo de estar contigo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora