Capítulo 21

10 2 0
                                    

Confesiones 

Cameron: 

Después de un largo y tedioso día de escuela me encontraba con los chicos afuera, esperando a Kendall y a Thomas; siempre salían tarde, para ser ellos pensaba que eran de los chicos que entre más rápido estuvieran lejos del recinto escolar, mejor, pero no, se toman su tiempo haciendo quien sabe que cosas. 

Me sentía un poco inquieto, poco a poco los nervios comenzaban a nacer en mí. No estaba en mi planes ir a la casa de Kendall y mucho menos conocer a sus padres. 

Quería echarme correr y esconderme en mi casa, mas ya le había avisado a mi padre sobre mi retraso, claro que él me dio el mismo sermón: «Nada de chicas, Cameron», y por su puesto yo mentí; no me sentía mal y eso era malo, pero sabía que mi papá no me escucharía, sólo se pondría en la computadora para comenzar a buscar nuevos institutos. 

Entendía el hecho de que me quería proteger de ser golpeado por otros chicos, pero no entendía el afán de estarme recordando que no debía mantener una relación, creo que ya había aprendido a las malas en no meterme en relaciones ajenas. Lo sabía, no sólo porque me habían separado de mis mejores amigos, sino que ya había recibido suficientes golpizas y mantenía varias cicatrices a causa de eso; aparte, no me gustaría que Alix se metiera con Kendall estando conmigo. 

Mierda, no, nunca iba a ser así, no teníamos un futuro seguro, ella podía estar con quién quisiera. 

—¿Cómo debemos actuar delante de sus papás? —preguntó Mel por décima vez, ya comenzaba a desesperarme —. Nunca he ido a la casa de alguien que no sea para... ya saben. —Rió con el color rojo cubriendo sus mejillas. 

¿Nunca había tenido amigos en sus largos 17 años de vida? ¿Ni en la primaria? ¿Jardín de niños? ¿Guardería? ¿Vecinos?

Curiosidad apágate, por favor. 

—¿No has tenido amigos o qué? — Fruncí mi ceño, sin poder resistirme a hacer la pregunta. 

—No. —Se encogió de hombros restándole importancia —. Todas las chicas siempre me odiaban por ser "una rubia tonta". —Simuló las comillas con sus dedos —. Entonces eso fue lo que hice, me convertí en lo que tanto me decían, si había un chico que se me hacía guapo no me importaba si tenía novia, yo iba y lo besaba, hasta que comencé a conocer mi cuerpo, y los besos no eran suficientes. 

Alce las cejas sorprendido por el desinterés que tenía la chica acerca de ese tema, y de los comentarios hirientes de sus ex compañeros. 

—Deberías prestar menos atención a lo que dice la gente —dijo una voz a mis espaldas—. Es sólo un consejo. 

Di media vuelta para encontrarme con los ojos azules que tanto me volvían loco, ella sonreía abiertamente a cada uno de nosotros. 

—¿Vamos? Hacemos como 7 minutos caminando. 

Todos asentimos en sincronía y comenzamos a seguirla, que siendo sincero, yo ya conocía el camino. 

—¿Entonces mamá se irá?— preguntó Thomas delante de nosotros. 

—Sí, tiene pacientes después de las 3:30. —Se encogió de hombros —. Pero supongo que llegará temprano, la semana pasada dijo que iba a pedir un reajuste de horario porque quería pasar más tiempo con Nwet. 

—No la culpo, es un niño muy maduro para su edad y se da cuenta fácilmente de las cosas. 

—¿Nwet es tu hermano? —interrogó Logan, tomando la mano de la rubia. 

El deseo de estar contigo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora