Prefacio

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Kendall Murphy(🌟) :

3 años antes.

Siento las fibras de mi ser vibrar, las lágrimas caen y mi pecho se encoge, haciendo que el oxígeno no llegue de manera correcta a mis pulmones. Las manos me tiemblan y siento las ganas de gritar hasta que mi garganta duela o incluso mis cuerdas vocales se destrocen.

Merezco eso y más.

La culpa me invade otra vez, llena por completo mi cerebro, y aunque intento destruirla el pensamiento me arrebata la paz que se construye poco a poco: «¿Que hubiera pasado si yo...?»

Salgo del sótano. Todo se debe de quedar ahí, para siempre, como si nunca hubiese existido. Porque sé que si lo escondo, la parte de ella se va a quedar ahí, en la oscuridad y no me va a atormentar.

Mis padres me miran y la lástima se tatua en sus rostros. Lo odio. Mi hermano menor esta dormido contra el pecho de mamá, ajeno a todo lo que provoqué en mi egoísmo.

Busco a mi mejor amigo con la mirada, pero sé que me odia, le quité lo que más amaba y mi vergüenza es más fuerte como para tener el valor de ir a buscarlo a su casa y pedirle perdón de rodillas.

Maldita maldición, soy una egoísta, que en su momento solo pensó en sí misma, olvidándose que existían otras personas que la querían igual o incluso más que yo.

Mierda, no supe todo lo que me esperaba de aquí en adelante, y eso me destruiría más, sí es posible.

Cameron Barner(🏒) :

Actualidad.

—Supongo que será diferente. —Suelto un suspiro, el aire se cuela entre mi sudadera, no hace frío, pero mi cuerpo tiembla —. Adiós mamá, nos veremos en unos meses.

La miró por última vez y me doy media vuelta para salir de ahí. Es difícil, mucho.

No estás preparado para ninguna clase de dolor y aún así nos enfrentan a él. Sin protección alguna y su mayor excusa es: «sirve para aprender».

Sí claro, como no.

Caminar me relaja, pero no tanto como patinar a grandes velocidades. No sé si lo volvería a hacer, si volvería a ser un jugador de Hockey, nunca me imaginé que mi padre pudiera tomar la decisión de mudarse de estado.

No soy un chico problemático, pero tampoco soy precisamente santo. Y sé qué lo más sencillo es que acabara la escuela en un lugar dónde nadie me conociera, para no seguir con mi racha de golpizas.

Para él, mi padre, es sencillo. Pero para mí, es complicado, no me quiero ir a Glassland, no lo conozco más que de fotos, pero sé que nada bueno hay ahí.

No hay Hockey, porque nunca clasifican.

No estará el trío «Ca», mis amigos.

Y no estará mamá, no la visitiré por un buen tiempo.

Y sí, esas son muchas razones para quedarme en mi casa y no ir a ese lugar.

Pero ya tenía muchos problemas con los chicos de mi ciudad por quitarle a sus novias. Así que sí, tengo que empezar de cero. Aunque sea en el estado de la cebada.

Me ganaría el puesto de popular en mi nueva escuela, sacar buenas notas y listo, vida resuelta, ¿verdad?

Mierda, pero alguien tuvo que avisar lo que se venía.


¦¦¦¦¦

Se vieneeeeeeeeee✨✨

El deseo de estar contigo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora