Capítulo 29

11 0 0
                                    

Dolores de cabeza

Cameron: 

Tenía ese sentimiento en mi pecho, me molestaba y no me hacía pensar con claridad. Mi mente divagaba. Mi boca estaba seca, mis ojos ardían y mi cabeza punzaba. 

No sabía que me pasaba, desde que desperté con ese dolor en mi cuerpo supe que algo andaba mal y me daba miedo que me fuera a dar un infarto o algo por el estilo. 

No quería alarmar a nadie. Mi papá estaba mejor que nunca. Mi relación con los chicos iba sobre ruedas. Solo Kendall... a veces no la entendía, podíamos estar bien un día y al otro ya nos estábamos ignorando; no sabía que había pasado ayer con Susan pero me evitaba a toda costa, estaba seguro que no dijo nada de... pues de eso... porque Alix no había venido a molestar. ¡No sabía! Y estaba harto de no saberlo, me molestaba que siendo una cosa tan simple no pudiera entenderla. Era complicado, la vida estaba llena de dudas sin respuesta y desearía poder tenerlas, pero al mismo tiempo no. Me gustaba esa sensación de incertidumbre que no te dejaba dormir por las noches, también sacar mis propias conclusiones aunque muy posiblemente estuvieran incorrectas. 

Si en mis diecisiete años había aprendido algo era que la vida no estaba para entenderla, no había que estarse quemando la cabeza viendo como es que fue o se hizo esto o aquello. Ok, si era importante, porque necesitábamos saber el pasado para entender nuestro futuro; pero creía que solo lo podrías entender si lo vivías. Es difícil cuando te dicen "comprende lo que esta pasando", y estaba en total desacuerdo con eso. No lo podía entender si no lo había vivido, si no sabía lo que se sentía; podía fingir pero no comprenderlo. 

Suspiré y tallé mi cara con ambas manos, todo el salón estaba en un gélido silencio, podía jurar que se escuchaban las plumas chocando contra las hojas de papel. 

Consideré muchas veces salir al baño y refrescar mi cara, tenía un mal presentimiento y me dolía mucho el pecho, pero lo dejé pasar. Era una estupidez mía. 

El timbre sonó por toda la escuela indicando que podíamos salir a desayunar. Miré a Cailin, no había hablado con ella y sentía que debía hacerlo, su mirada estaba pérdida y distante, no obstante, cuando intenté hacerlo ella salió corriendo. Suspiré. Salí del salón y me reuní con mis amigos. 

—Vamos que muero de hambre —dijo Logan, tomando la mano de su novia. 

Miré a todos, ellos habían asentido estando de acuerdo con él, pero yo tenía otro plan.

—Antes, necesito hablar con Kendall. Se pueden ir adelantando. 

De reojo noté como Kendall rodaba los ojos, ¿En serio? ¿Ahora qué hice? No recuerdaba haber dicho o hecho algo malo recientemente. 

Caminamos un poco hasta que llegamos a los casilleros, en el pasillo no deambulaba ni una sola alma, solo la de nosotros. Perfecto. 

Thomas antes de irse por completo me lanzó una mirada sanguinaria; no dieron más de diez pasos cuando la voz de Alix resonó por todo el pasillo, causandome un horrible escalofrío. 

—¡Hey! ¿Tan rápido se van? —preguntó, con una sonrisa despiadada —. Necesito que todos estemos unidos para la gran noticia. 

—Alix, ya basta. 

—¡Ya basta tú, Mel! —gritó, su rostro se transformó en el del mismísimo demonio. Se me puso la piel de gallina —, ¡Estoy harto de que te quieras hacer la interesante cuando solo eres un más del montón! 

—Cierra la maldita boca, imbécil. —Logan se acercó furioso a Alix pero antes de que pudiera estar a su altura Thomas lo detuvo. Por lo menos él era razonable. 

El deseo de estar contigo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora