Capítulo 24 parte 2

9 2 0
                                    

 El arte de ser interrumpidos 

Cameron: 

¿Qué mierda hacía aquí?

Mierda, mierda. 

Mi padre no tendría que haber venido, menos para enterarse de esta forma sobre Kendall. 

No, así no tenían que haber salido las cosas. Pero al parecer tenía una maldición. 

Respiré profundamente preparándome para lo peor; con paso decidido me acerqué a mi papá, o medio decidido, a medida que avanzaba más sentía que mis piernas flaqueaban como si hubiera hecho ejercicios de a montones. 

«No pasa nada, Cams. No pasa nada, Cams. Es sólo una plática más... espero».

—Hola, hijo. 

—Hola —susurré, mirando el piso —. ¿Qué haces aquí? 

—¿No puedo venir o está prohibido? —rió, irónico. 

Sí, entendí la referencia, no había necesidad de burlarse. 

—¿Por qué no me avisaste? 

—Eres mi hijo, ¿no? 

—Según mi certificado de nacimiento, sí. 

—Y si no lo fueras, ya te lo habría dicho —dijo de mala manera —. En las familias no hay secretos. 

—¿Y qué si te obligan a guardarlos porque la confianza se perdió? —ataqué, con voz gélida. 

Nos miramos sin decir nada. Quería que dijera algo respecto a Kendall, ya no aguantaba esto, tenía que cambiar su pensamiento y escucharme o dejarme solo en ésto y no meterse en mis asuntos. 

—¿Te interesa saber algo? —Esperé a que emitiera una señal, pero no hizo nada, así que seguí —: No tenía pensado decirte sobre Kendall, nunca te habrías enterado por el desinterés que tienes en mí. No me importa si me cambias de escuela o no, ya estoy acostumbrado a eso. —Me encogí de hombros y comencé a caminar en círculos —. Pero jamás me voy separar de ella, hagas lo que hagas. 

—Tú prometiste no salir con nadie. 

—Así como tú prometiste estar conmigo. —Reí, sarcástico —. ¿Y adivina qué? No cumpliste. 

Callé por unos segundos. Esperando una pequeña respuesta, un suspiro, por lo menos, pero nada parecía querer salir de él. Me miraba como si fuéramos desconocidos y así me sentía; como si esta fuese la primera vez que nos veíamos.

Tomé aire y abrí la boca para dejar en claro algunas cosas que me tenían dando vueltas, necesitaba sacarlas, pero un grito nos distrajo. 

—¡Hunter! ¡Detente!

Volteé rápidamente, y noté como una bola de chicos se empezaba a amontonar alrededor de Kendall, Hunter y Alix. Una pelea entre esos dos chicos era el ojo de las porras. 

—¿En serio, Cameron? —inquirió mi padre, mirando la escena atrás de mí, se dirigió al carro y abrió la puerta haciéndome una señal para que entrara —. Vámonos ahora mismo. 

—No. No entiendes. 

—Claro que lo hago, ¡sube ahora mismo! 

—Ya te dije que no —espeté, y respiré profundamente, estaba colmando mi paciencia —. Escucha, Kendall es importante para mí, más de lo que alguna persona lo fue, así que vete y dame tiempo, es lo único que pido. 

Lo miré por unos segundos, dónde sentía que mi histeria iba en aumento por escuchar los gritos y abucheos detrás mío. Quería correr y proteger a mi ojiazul, decirle que todo iba a estar bien y que nada malo podría suceder mientras yo estuviera con ella. 

El deseo de estar contigo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora