iii. the worst fear

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iii

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iii.
el peor miedo








El profesor Lupin no estaba en el aula cuando Brigid llegó a su primera clase de Defensa Contra las Artes Oscuras. Extrañada, hizo como los demás y se sentó, sacó el libro, su pluma y un pergamino. Se puso a ojear los temas que darían aquel curso, aburrida, y en ello estaba cuando el profesor llegó.

Lupin sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa. Estaba tan desaliñado como siempre, pero parecía más sano que en el tren, como si hubiera tomado unas cuantas comidas abundantes.

—Buenas tardes —dijo—. ¿Podríais, por favor, meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitaréis las varitas mágicas.

Brigid observó al maestro, curiosa. Era la primera vez que tenían una clase práctica de Defensa Contra las Artes Oscuras. Se preguntó qué habría preparado Lupin.

—Bien —dijo el profesor cuando todo el mundo estuvo listo—. Si tenéis la amabilidad de seguirme...

Desconcertados pero con interés, los alumnos se pusieron en pie y salieron del aula con el profesor Lupin. Éste los condujo a lo largo del desierto corredor. Doblaron una esquina. Al primero que vieron fue a Peeves el poltergeist, que flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura.

Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:

—Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin...

Aunque casi siempre era desobediente y maleducado, Peeves solía tener algún respeto por los profesores. Brigid nunca le había visto burlarse de ninguno, aunque acostumbrara a molestar a McGonagall. Observó a Lupin, esperando su reacción.

Le sorprendió ver que sonreía con tranquilidad.

—Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves —dijo amablemente—. El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.

Peeves no prestó atención al profesor Lupin, salvo para soltarle una sonora pedorreta.

El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.

—Es un hechizo útil y sencillo —dijo a la clase, volviendo la cabeza—. Por favor, estad atentos.

Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡Waddiwasi! y apuntó a Peeves.

Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones. Brigid soltó una exclamación, mezcla de sorpresa y risa, que consiguió que el profesor y varios alumnos la miraran, entre ellos, Harry y Primrose.

LOVER OF MINE ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora