lxviii. bye, again

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lxviii

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lxviii.
adiós, otra vez








Brigid sentía la Muerte sobre ella, como una mancha imborrable. Se había impregnado a ella, se había convertido en una parte de ella. Una que no podía eliminar. Era consciente de dos cosas. La primera era que había muerto. La maldición asesina le había alcanzado, había acabado con su vida. La Muerte se la había llevado. Pero ella era la Muerte. También lo era Morrigan.

Morrigan le había traído de vuelta. Había usado toda esa magia de muerte, la que había surgido a consecuencia de su propio asesinato, para traerla de vuelta. Y la hubiera usado para algo más que eso si Harry no la hubiera detenido.

Sentía aún la furia de Morrigan, su sed de venganza que, poco a poco, iba convirtiéndose en la suya propia. Recordaba con claridad todo el sufrimiento que Bellatrix le había infringido. Sus heridas, sus gritos, sus lágrimas. Quería verla morir. Quería que pasara por lo mismo que ella había pasado. ¿O eso era lo que quería Morrigan?

Brigid navegaba en un estado entre la consciencia y la inconsciencia del que no lograba despertar. Sentía su cuerpo recuperarse de la tortura de Bellatrix, escuchaba las voces de los demás a su alrededor, pero no lograba abrir los ojos. Suponía que era normal. No sabía mucho sobre sobrevivir a una maldición asesina, pero suponía que habría consecuencias para algo así.

Sabía que no tenía otra que esperar. A que Morrigan decidiera, a que recuperara las fuerzas, a que realmente comprendiera la magnitud de lo sucedido.

Harry había sobrevivido a la maldición asesina por el sacrificio de su madre. El rayo había rebotado en él y golpeado a Voldemort. Éste había sobrevivido por sus Horrocruxes. James y Ariadne habían sobrevivido por el sacrificio de Aura Potter, sus almas habían quedado atrapadas, a la espera de ser llamadas de vuelta. Pero ninguno había muerto por completo.

Brigid sí había muerto y, luego, la vida había regresado a ella. No había sacrificio ni Horrocrux que explicara aquello. Había sido decisión de Morrigan, que siempre había jugado entre la Vida y la Muerte. La propia Brigid había intercedido en la balanza en alguna ocasión. Pero cuando alguien se debatía entre un extremo y el otro era una cosa. Cruzar hasta uno y luego ser devuelto al opuesto...

Habría consecuencias. Tenía que haberlas. Ella misma lo sentía, sentía la Muerte acechando. Sabía que su alma le había sido arrebatada y eso no le gustaba.

—Ha estado cerca esta vez.

Brigid se giró y, de un momento a otro, toda oscuridad se desvaneció, dando paso al más puro blanco. Gwen Diggory le dirigía una sonrisa tensa, sentada en lo que Brigid reconoció como uno de los sofás de la sala común de Hufflepuff, solo que carecía de todo color que le identificara.

LOVER OF MINE ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora