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xxx. del revés
El sueño había sido un consuelo. Brigid había tratado de extenderlo todo lo posible, y más incluso.
No quería abandonar la tranquilidad que le daba la inconsciencia. El silencio en sus pensamientos. Nada de culpabilidad. Nada de recuerdos. Solo oscuridad y más oscuridad.
Realmente, había perdido toda su fuerza. Era consciente de que había llegado al punto donde ya era incapaz realizar ningún esfuerzo más, porque su cuerpo no se lo permitía.
Conforme iba despertando, comenzaba a sentir el dolor físico. Cada mínimo centímetro de ella ardía. Si se movía, sentía como si un millar de agujas se clavaran en su piel.
El simple hecho de abrir los párpados ya le produjo dolor.
Escuchó un ruido a su lado: el de una silla siendo arrastrada. Brigid parpadeó y trató de enfocar la vista, con bastante dificultad.
—¿Harry? —preguntó, con un susurro.
—Bree...
Intentó incorporarse y casi dejó escapar un grito de dolor. Apretó los dientes.
—Quédate tumbada, es mejor —dijo él, no sin cierta preocupación—. ¿Cómo estás?
Brigid cerró los ojos, sintiendo que todo era demasiado.
—Cedric está muerto.
Harry guardó silencio ante aquello. El dolor de Brigid era tal que no podía siquiera llorar.
Había visto a Cedric morir. No había podido hacer nada por evitarlo. Su hermano, que siempre había estado ahí para ella. Habían crecido juntos y Cedric siempre había sido su héroe. Él era como Brigid quería ser: valiente, inteligente, admirado, con amigos, querido por todos.
Ya no iba a tener más paseos con su hermano, ya no iba a poder escuchar con él partidos de quidditch, ya no iba a ponerse al día con él por las noches en la sala común. Si Brigid hubiera sabido... Si hubiera tratado de pasar algo más de tiempo con él...
Cedric había muerto. No iba a volver.
—No pude decirle... nada —murmuró, muy lentamente—. Él solo... Él solo...
Harry sujetó su mano, tratando de tranquilizarla. Brigid la apartó sin siquiera pensarlo.
—¡Está muerto! —casi gritó, mirando a Harry fijamente. Las lágrimas seguían sin aparecer, a pesar de que siempre le habían dicho que era algo emocional. Su vista estaba clara y no apartaba los ojos del rostro de Harry—. ¡Mi hermano está muerto y yo no pude hacer nada!
Quería que Harry le gritara. Le dijera que era un ser despreciable. Se sentía como uno. Necesitaba que alguien se enfadara con ella por su estupidez, por no haber sido capaz de evitar la muerte de su hermano. Necesitaba que alguien la viera de la misma forma en la que ella se veía en ese momento.
