lxii. a warning from the enemy

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lxii

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lxii.
una advertencia del enemigo








Brigid había adoptado la costumbre de ir siempre con la mano en el bolsillo sujetando su varita en caso de que le fuera necesario usarla mientras caminaba por los pasillos.

La situación se estaba yendo de las manos y nadie parecía poder hacer nada por detenerla. Brigid ya se había llevado media docena más de castigos en las semanas transcurridas y, aún así, no podía evitar que los Carrow se divirtieran torturando también a los niños de los primero cursos.

No se dejaba mirarse al espejo más que lo necesario para peinarse y lavarse la cara por las mañanas, pero las señales de los castigos habían aparecido en su rostro también. Un corte peligrosamente cerca de su ojo derecho, otro que le había atravesado la ceja izquierda, un morado en la mejilla... Había tratado de curárselos como podía, pues había dejado de ir a la enfermería al ver que siempre parecía haber una fila de alumnos con magulladuras y cortes que atender.

Luna le ayudaba siempre que se lo pedía y, gracias a ella, sus heridas no resultaban tan graves, pero no podrían seguir así por un tiempo indefinido. Eso pensaba cada vez que veía a Neville Longbottom, que se estaba llevando el mismo número de castigos o incluso más que ella.

El Gryffindor verdaderamente estaba plantándole cara a los Carrow de un modo admirable. Incluso encontraba el tiempo para bromear con Brigid sobre el tema.

Aunque lo cierto era que ésta no tenía demasiadas ganas de bromear últimamente.

—¿Nada? —preguntó por enésima vez.

Las tres mujeres frente a ella negaron, apenadas. Brigid suspiró. Llevaba semanas tratando de localizar a Harry, Ron, Hermione y Prim. A la última, en especial. Lily, Selena y Melina le ayudaban, sin éxito.

—Es imposible que estén tan bien ocultos —protestó, tanto para sí como para ellas—. Tiene que haber un modo de saber...

Pero parecía ser imposible. Brigid estaba harta de buscar. Tan solo necesitaba saber que estaban bien, nada más. Al menos, tenía la seguridad de que estaban vivos por el momento. Pero nada más.

Se llevó la mano al bolsillo cuando el galeón falso comenzó a calentarse. Ni siquiera se molestó en sacarlo, sino que simplemente se dirigió a la Sala de los Menesteres sin cambiar de camino de modo exagerado. Últimamente, cuando convocaban las reuniones eran para ese mismo momento.

Aún no habían hecho mucho más que reunirse en secreto para tratar de apoyarse en medio de aquella situación. Había muchos que habían sido castigados, otros tantos que estaban demasiado asustados como para enfrentarse a los Carrow. Brigid lo comprendía.

LOVER OF MINE ━━ harry potterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora