cap. 11 - Cumpleaños.

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- Buen día, nena... - Me sacudió una mano con dulzura.

- Hola, papá. - Sonreí tallándome los ojos.

- Feliz cumpleaños. - Me abrazó una vez me senté totalmente. - Te tengo algo, pero tienes que usarlo con mucha precaución.

Me pasó una tela especial que protegía algo. Cuando lo desenvolví totalmente sonreí sorprendida. El brillo del metal, las mangas bien preparadas para mis manos pequeñas, eran preciosas.

- Son dagas chinas... - Miré a papá emocionada.

- Son todas tuyas. Puedes llevarlas contigo, guardarlas aquí. Como tú quieras. Creo que ya estás lista...

Chillé de la emoción abrazándolo de nuevo. Tomé esto como una señal de que estaba confiando más en mí. Mi padre respondió el abrazo con una risa.

- Ahora levántate, tienen clase.

- Aguarda. - Reparé algo bruscamente. - ¿Que le digo a Allison que recibí? ¿Y que le han dado a ella?

No era por querer lo que le habían dado a mi melliza. Pero tenía que estar al tanto para no meter la pata. Estaba segura que a ella no le habían regalado un juegue tan lindo como a mi precisamente.

- Tu tía Kate se está encargando. Es un colgante de la familia.

- Oh, que lindo. - Creí saber de qué colgante hablaba y sin duda era precioso. Allison lo amaría.

- Si ella pregunta, dile que tu madre te ha dado el libro de La Bête du Gévaudan.

Paré en seco mientras preparaba mi ropa para ese día. Ese libro había sido mío desde hace tiempo, pero tenía estrictamente prohibido mostrárselo a Allison. Revelaba demasiadas cosas.

- Ella querrá leerlo... - Lo miré. Quizás se dé cuenta de algunas cosas.

- Si, bueno... Tal vez ya va siendo tiempo.

Nos dimos la misma mirada de resignación. Sabía que ninguno de los dos estaba de acuerdo al 100%. Pero se lo debíamos a Allison. Si de verdad mi familia planeaba que nos quedemos aquí tanto tiempo, ella se daría cuenta de todo. Tarde o temprano.

Pero de verdad, deseaba que no lo hiciera.

...

- ¡Ah! Mierda. - Allison farfulló cuando abrió su casillero esa mañana. Un montón de globos y serpentinas, más una tarjeta, salieron estrepitosamente. - Debió ser Lydia... No sé cómo se enteró. - Me miró de reojo.

Golpeé mi casillero con precaución. Escuché menos eco del normal, así que supuse que estaba igual de cargado.

- No pienso abrirlo. - La miré. - Podré cargar con esto unas cuantas horas.

- ¿Es su cumpleaños? - Las dos volteamos a ver a Scott a un lado de nosotras. - ¿Por qué no dijeron nada?

- Fue Lydia. - Se apresuró a explicar Allison. - No queremos que lo sepa nadie.

- ¿Por qué? - Nos miró confundido.

- Cumplimos 17. - Le expliqué luego de confirmar con Allison que podía decírselo.

- Ah, entiendo. Seguro perdieron un año por las mudanzas constantes de su familia. Debe ser duro...

Las dos dejamos todo lo que estábamos haciendo y miramos a Scott asombradas. Allison le dio un beso juntando sus frentes. Por una vez, le sonreí a Scott muy sincera.

- ¿Y eso por qué? - Sonrió cuando se despegó de mi hermana.

- Por ser la primera persona en acertar la razón. Todo el mundo nos dice "¿Qué? ¿Repitieron curso? ¿Es que son demasiado tontas?"

a toxic world - a toxic saga¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora