Kyogre no podía estar más feliz.
Recorrió varios sectores en la profundidad antes de regresar a su cueva submarina, deleitándose con las luces que atravesaban el agua e iluminaban corales y conchas abajo, y dando tonos plateados y oscuros a los Remoraid que nadaban en cardúmenes.Jugueteó con los Wailmer y Azumerril acompañados de sus crías que se preparaban para regresar a casa, y se dejó llevar suavemente por las corrientes marinas que ayudaban a los Magikarp y Feebas a navegar por aquellas aguas. El pokemon tenía razones de sobra para estar feliz.
Desde hacía tiempo había sabido que Groudon era ciego ante los sentimientos de los otros, durante los últimos días había tenido las más claras pruebas de ello. Pero aquel día en particular, el mismo pokemon de tierra le dejó en claro que además era ciego ante sus propios sentimientos. Qué tan intensos o parecidos eran estos sentimientos a los suyos, Kyogre no podía saberlo, pero el solo saber que resultaba ser alguien tan importante en la vida del pokemon mayor le llenaba de felicidad y satisfacción. Era lo que había deseado ser desde que comprendiera que se había enamorado de Groudon, y con esa revelación inconsciente del otro, había tomado finalmente la decisión de declararle sus sentimientos.
Si Groudon realmente le extrañaba tanto durante sus ausencias, entonces lo que fuera que pasara cuando él se lo dijera no sería malo. Tal vez volverían a pasar por un momento difícil como el último, pero él en su necesidad por verlo regresaría nuevamente, y si había sentimientos verdaderos en el corazón del pokemon rojo, entonces le permitiría regresar a su lado otra vez. Kyogre no podía estar más feliz.
Sin embargo, su felicidad y la de Groudon se verían interrumpidas en los días posteriores.
Algunos dicen que la historia siempre se repite, y ese pareció ser el caso de los dos pokemon.
A cientos de kilómetros de la ubicación de kyogre, en una base marina anclada en medio del océano, la ambición de los humanos terminaba de gestarse y se preparaba para revivir los hechos ocurridos de antaño. El equipo Aqua había logrado dar finalmente con la localización de su presa perdida desde hacía varias semanas, después de su último intento fallido de captura. Tenían todo preparado y la esfera roja se encontraba en manos de su líder, Archie, quien junto a sus administradores, terminaba de afinar los planes antes del siguiente golpe.
El hombre estaba ansioso, y se podía ver esta emoción reflejada en sus ojos. -Señor, tenemos problemas- anunció un soldado de pronto, entrando en la sala de operaciones.- ¿Qué ocurre?-quiso saber el hombre al mando.
-Es el equipo Magma, señor, están arriba, en el helipuerto. Magno dice que quiere hablar con usted.
-Esos malditos...- resolló él.
Dejó lo que estaba haciendo y salió acompañado de sus dos hombres de confianza. Arriba, en la plataforma de aterrizaje que se encontraba a un lado del hangar donde los barcos y yates del equipo Aqua estaban anclados, un helicóptero negro con una M oscura en su costado aguardaba con sus aspas girando y alborotando las ropas y cabellos de todos los que se encontraban allí. Muchos de los soldados de uniforme azul y blanco habían salido a "recibir" a sus contrapartes rojizas, armados y acompañados de Mightyena y Crawdaunt, rodeando a los tres personajes enfundados de rojo que habían descendido del helicóptero.
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Canción de las olas (KyogrexGroudon)
FanfictionEsta historia está parcialmente basada en el génesis de pokémon (y los juegos), que pueden leer en Wikidex. Así mismo, están modificados algunos eventos de este génesis canónico tanto en orden como en hechos, pero sigue siendo bastante similar al or...