Agradezco el apoyo que le dan a la historia, lo siento si los hice esperar mucho por otro capítulo.
Esa noche ninguno de los dos pudo dormir.
Groudon pensando en todas las cosas que Kyogre le había dicho y el pokemon azul acongojado por el dolor de su cuerpo. No regresó a su caverna submarina, solo reposó a varios kilómetros de la isla, aguardando el amanecer. Estaba impaciente por volver a ver a Groudon y tratar de solucionar todo lo ocurrido.La mañana siguiente resultó ser muy peculiar, pues para tratarse de un día de verano el cielo estaba densamente nublado y gris. Resultó bastante provechoso, pues así los rayos del sol eran bloqueados y no lastimarían la piel de Kyogre en lo que estuviera fuera del agua. Groudon estaba cerca de la orilla, como había prometido. Vio al otro emerger desde el agua y sus ojos se posaron inmediatamente en su piel rojiza y partida. Le dolía el solo verla, a él jamás le ocurriría semejante cosa, pues aparte de su coraza protegiéndole, el pokemon tenía la piel dura y capacitada para tolerar las altas temperaturas, fuera bajo el sol, en las cavernas de magma o con la arena hirviente de un desierto. Kyogre por el contrario...
—Groudon— dijo el aparecido, acercándose un poco.
El otro se levantó de su sitio; tenía el gesto muy serio y había unas extrañas plantas que el pokemon se había demorado toda la noche en recolectar, considerando que no había podido conciliar el sueño. Kyogre abrió la boca para empezar a hablar, disculparse y explicarle todo, pero el otro le hizo callarse con una mano en alto. Luego recogió las plantas entre sus brazos y las depositó al lado del menor.
—No te muevas— ordenó Groudon-, esto te va a doler.
Kyogre no sabía qué estaba haciendo el mayor, pero se calló y obedeció. Una a una, Groudon tomó las gruesas hojas de aloe, las abrió con sus garras y vertió el contenido espeso y verde de la planta en la piel del contrario. Kyogre cerró con fuerza los ojos y contuvo sus quejidos tras su boca fuertemente apretada, el dolor era intenso y lo que fuera que Groudon le estuviera poniendo en la espalda era todavía más frío que el agua del mar, o eso le pareció a él. Poco a poco su piel se acostumbró y luego solo tuvo una sensación refrescante y un alivio grato a sus heridas. El pokemon rojo esparció con cuidado la pasta por la espalda del menor con sus manos, haciendo sonreír levemente a Kyogre por la amabilidad con que el otro le trataba. Sin embargo las plantas se hicieron pocas, por lo que parte del cuerpo de Kyogre quedó sin recubrir.
—Es todo lo que encontré— sentenció el mayor, quitándose lo último de las manos en el mar.
—Estoy muy bien así— respondió el más joven. — Gracias.
Groudon se volvió y se quedó de frente a la isla, dando la espalda al otro. El momento de amabilidad había pasado y era hora de enfrentar los hechos: las cosas no estaban nada bien entre ambos y cada día no hacían sino ponerse más complicadas. Groudon ya no sabía qué pensar ni qué hacer. Inspiró profundamente y soltó:
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Canción de las olas (KyogrexGroudon)
FanfictionEsta historia está parcialmente basada en el génesis de pokémon (y los juegos), que pueden leer en Wikidex. Así mismo, están modificados algunos eventos de este génesis canónico tanto en orden como en hechos, pero sigue siendo bastante similar al or...