Me gustas

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—Hola, Alex— contesto mi teléfono aún dormida

—¿Cómo te fue con Bill?

—Bien. Sólo me acompañó a casa

—¿Fue a la cancha sólo para acompañarte a tu casa?

—No tiene nada de malo, ¿o si?

—Para nada— noté su sarcasmo

—No entiendo la razón de tu actitud

—Es que me gustas, Marie— quedé un momento en silencio

—¿Por qué no me lo dijiste?

—No sabía cómo

—¿En serio?, ¿Alexander Pears no sabe como decirle que le gusta a una chica? Vaya, eso es nuevo

—No te burles que estoy hablando en serio— suspira— Eres diferente a las demás chicas. Me gusta que seas difícil y que no hayas caído rendida a mis pies enseguida— las mismas palabras de siempre

Chico, se original.

—Sólo puedo ver una amistad entre los dos

—¿Hablas en serio?

—Sí, Alex

—Pensé que tenías interés en mí, sobre todo por lo bien que pasamos juntos

—Lo sé, pero no es así y disculpa por hacerte creer eso

—Es por tu vecino, ¿cierto?— no respondo— Le tomó sólo una tarde conquistarte

—No es eso, es sólo que ahora no me interesa una relación

—Mmm claro

—No te pongas así. Sabes que te aprecio mucho y siempre me tendrás como amiga

—Estamos hablando. Cuídate— cuelga la llamada y me molesto por su falta de madurez

Si realmente le gustaba debía decírmelo, no esperar a que venga alguien más. De todas maneras es un fuckboy y no pienso lamentarme por rechazarlo.

***
—¡Suéltalo!— gritaba mientras Pennywise sujetaba a Bill por el cuello

El payaso abrió su boca y arrancó un brazo a Bill. Por más que intentaba ayudar no podía. Pennywise es más fuerte que yo.

—Ahora morirá— dice y muerde la cabeza de Bill y su sangre salta a mi

—¡Bill!— grité despertando de aquella pesadilla

Me levanté de la cama con la respiración agitada y un poco de sudor en la frente. Fui al baño para mojar mi cara y calmarme.
Se sintió demasiado real esa pesadilla.

***
—Marie, hay alguien afuera que quiere verte— dice mi madre asomándose en mi habitación

—Ya salgo

Espero que no sea Alexander.

Seguía en pijama porque es fin de semana y no esperaba visitas.
Tomé un short, una blusa ligera y unos converse. Peine rápido mi cabello y me puse un poco de rímel con brillo labial.

—Hola— dice Bill cuando abrí la puerta

—¡Bill!— sonreí— Qué sorpresa

—Quise verte un rato, espero no te moleste

—Claro que no. Entra— me hago a un lado y abro por completo la puerta

—De hecho, estaba pensando en ir a mi departamento

—¿Qué tiene de malo mi casa?

—Nada, es que quiero hablar contigo en privado— dice serio

—Déjame ir por un abrigo y avisar que saldré— asiente

Salí con Bill a su departamento y en el camino vi que casi todos los postes de las calles estaban llenos de carteles de niños y jóvenes desaparecidos.

—Es una mierda lo que está pasando— pienso en voz alta

—¿Qué?

—Me refiero a la gente desaparecida— señalé los carteles— Lo que odio más es saber quien es el culpable y no poder hacer nada

—¿Sigues sin tenerle miedo?— afirmo y seguimos caminando

—Es difícil convencer a la policía que esto es ocasionado por un payaso diabólico— digo

—Jamás te creerían y para ser sincero, debe ser difícil vencerlo

—Hay que reunir un equipo. Sé que mis amigos ayudaran y si deseas puedes unirte

—Si van a buscarlo, lo único que conseguirán es que los mate a todos

—A veces siento que lo defiendes

—No, es que me preocupo por ti— le sonreí bobamente y mi molestia desapareció. Entramos a su departamento y se sentó junto a mí. Estaba demasiado cerca.

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