Apuesta la vida

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Harry manejó un buen rato entre la oscuridad doblando por esquinas y acelerando en las calles.

Yo por supuesto no sabía a donde me llevaba, me temblaban las manos pero tuve que contenerme y actuar como un verdadero hombre lo haría.

—Así que... ¿este es tu auto?

—Pues sí —respondió obvio.

Esta bien, ya entendí que mis intentos por hacer conversación son nulos.

«Nota mental: a los chicos no les gusta hablar de sus autos»

Frenó en frente de una casa roja. Era un pedazo cuadrado de concreto con algo de pintura y ventanas oscuras que sólo dictaban una palabra de siete letras en mi cabeza: Peligro.

Unas franjas amarillas estaban cruzadas en la puerta que prohibían la entrada, pero a Harry no le importó.

-Hogar dulce hogar.

Abrió la puerta y creanme o no esto no era un lugar que se usaba para vivir y menos era la casa de mi compañero de rulos.

Una espesa capa de humo de máquinas para fiestas y cigarros inundó el aire dejando un olor nauseabundo, algunas mujeres-robot estaban bailando en las mesas y unos cuántos hombres velludos hacían apuestas, gritaban y se emborrachaban en aquellas mesas.

—¡Harry! —Grité entre la música— ¿Estás de coña? ¿A dónde demonios me haz traído?

—No te comportes como nena James. Llegaste más lejos que los demás.

«Primero:» Pensé «Soy Jade no James y ¿adivina qué? Sí, soy una chica, ¿tienes algún problema Potter fallido?»

—¿Demás?

—Sí, —afirmó— los demás. No suelen confiar en mi pequeña casa roja de problemas.

—Debes de estar tomándome el pelo. Caminamos por un pasillo y un seguridad nos paró.

Le hizo a Harry soplar de un tubo violeta fosforescente que largó un leve pitido.

—¿Qué es eso? -Pregunté con temor.

—Claramente es un termómetro de Feminix, idiota. -Dijo ya, sin paciencia el gorila que cuidaba la entrada.

—¿Y qué hace?

—James, sólo tienes que soplar y no tienes nada que temer a no ser que a) Tengas una sobredosis extraña de Feminix o b )que seas una mujer -Se volvió al guardia que esperaba parado recostado en el marco de la puerta-. Las cuáles para que conste ya están extintas y sería imposible de rastrear ya que mataron a todas y cada una.

Estoy frita. ¿Quién quiere Jade frita con complemento de mentiras sobre James Payne? Están de oferta.

—Oh, claro —fingí estar despreocupada.

Avancé hasta el punto de que me tiemblen las rodillas.

—¿Sólo tengo que soplar?

—Que sí James —rodó los ojos mi rizado amigo—. Vamos hombre, que me haces perder tiempo.

Abrí los ojos cuándo me dí cuenta de que Harry no había quitado su boquilla y si soplaba, no iba a pasar nada. Suspiré de alivio y deje mi aliento en el pequeño tubo.

El sonido chillón volvió a sonar y nos dejaron pasar. Festejé mentalmente y seguí a rulos de chocolate.

Se sentó en una mesa de BlackJacky me dejó un lugar a su lado. Yo me senté allí mientras veía las partidas.

The only girl in the world- Jarry StirlwallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora