Mi barbilla temblaba al compás de el movimiento involuntario de mis manos, las lágrimas amenazaban con abandonar mis ojos mientras veía mi entorno.
La gente revoloteaba a mi alrededor sin cesar.
"¿Quieres otro paño mojado?" "¿Te duele?" "¡Qué afortunada eres!" eran algunos los comentarios halagadores y a mi merced de toda aquella que me cruzaba.
Estaba recostada en una camilla, prácticamente el lugar parecía abierto al público a juzgar por la cantidad de personas que estaban en la no-tan-gigantesca sala.
Habían perdido completamente la cabeza, preguntando por máquinas para saber del bebé, no se engañen, me parecía claro que no estaban más que mordiéndose las uñas para esperar a que esté bien, sino que soñaban, anhelaban, suspiraban porque fuese una niña. Santa mierda.
Miré mi vientre con miedo, apenas encontré mi ombligo no tenía fuerzas para más. Yo no quería estar embarazada. Yo solo creí por una vez vivir como una chica normal, no como la esperanza de una raza de locos.
El sonido de unos tacones de veinte centímetros perteneciente de unas botas hasta los muslos resonó en el lugar.
—¿Qué hay Bitch Momma? —me saludó su dueña con una sonrisa burlona.— No te veía así, creo que tenemos más cosas en común de lo que pensaban el resto de estas perras.
Las otras chicas bufaron y pusieron los ojos en blanco.
Volví a observarla. Insultaba tan fácilmente que parecía por deporte. Su cabello rojizo caía por sus hombros y su cara redonda estaba bastante más simétrica que la primera vez que la había visto, sus ojos caramelo tenían una atisbo de diversión, Nelson era bastante hermosa.
—Es bueno ver a una amiga... —murmuré para que mi voz no suene quebrada.
—En las buenas y en las malas. Aunque no te guste —una de sus cejas se elevó al mismo tiempo que sus ojos—. En serio no te guste —rió.
Yo me limité a darle una sonrisa débil para volver a sumergirme en mis pensamientos.
Harry POV's:
—¡Venga soldado, más rápido! —exigía el entrenador/general/hijo de su gran putísima madre/ lo qué sea que eso sea.
Ese señor era corpulento con una mirada dura y un prominente bigote marrón con algunos destellos blancos.
Hacía muy poco que me habían traído a este rarísimo lugar, casi perdí la cabeza, pero una vez que me "adapté" a él no fue tan difícil.
El primer día no paraba de gritar por Jade y mi reaparecida madre, intentaron darme múltiples charlas pero casi todas fueron en vano.
—Escucha, soldado— me había dicho ese día el muy heredero de su especial progenitora—. Si se comporta en el área Beta prometo que verá a sus conocidos del ala Alfa, pero para eso tienes que entrenar muy duro, Rizitos de Madera, no te creas que por ser hijo de A tienes el paraíso ganado de este lado del mundo.
El segundo día estuve frustrado, me gritaban una y otra vez qué hacer y yo no decía palabra, y hoy, como podrán ver, me pareció en vano seguir resistiéndome, si iba a poder verlas otra vez, el dolor físico no importaba.
—¡Uno, dos, uno, Styles! ¡No es uno, dos, hago lo que quiero, tres cuatro! ¡No me gusta que sigas haciendo lo que haces!
—¡Qué raro!—le grité— ¡Así le gustaba a su madre, entrenador!
—¡Oh! ¿En serio? ¡Entonces ambos sabemos como es la madre del otro en la cama, no creas que llegué a este puesto solo porque era el vecino de tu madre!
Me enfurecí pero me contuve... a mi manera.
—¡Se pone más extraño! ¡No sabía que la gente con andropausia podía hacer ese tipo de cosas!
El entrenador ocultó una risita por lo bajo, al parecer no era tan malo después de todo.
—Solo sigue el maldito circuito, Styles.
Reí y le hice caso.
Los entrenamientos eran exhaustivos, pero, por más que el entrenador intente ocultármelo, era el mejor de los quince novicios que entrenaban conmigo.
—Está bien, perros, pueden ir a la cantina.
Llegué hasta dicho lugar. y heché un vistazo al lugar.
Mesas largas e infinitas, de las cuales no llegábamos a completar, las cortinas eran de un rosa cuadriculado al igual que los asientos, la mesa era blanca y pulcra, había una buena fila para pedir el almuerzo y los chicos bromeaban entre sí.
Nadie sobrepasaba los cuarenta, a excepción del entrenador, eran todos prácticamente adolescentes y adultos, que se esparcían aquí y allí. Miré con detenimiento la ventana y me sorprendió encontrarme que en realidad era un cuadro con cortinas. Raro...
Respiré hondo y me armé de valor para caminar por aquella sala, nadie pareció notar mi presencia.
—Novicio. —Sonrió el chico detrás del mostrador dándome una bandeja plástica con comida. Al tenerla en mis manos observe la habitación y decidí sentarme en un lugar cualquiera.
—¿Te importa si...? —preguntó el chico al lado mío señalando mis papas.
Yo fruncí el ceño, ¿que no le habían dado?
—No. —Negué extrañado.
El chico sonrió tomando uno.
Mientras masticaba limpió su mano y me la tendió.
—Logan.
—Harry.
Él me miró sin parpadear y se quedó seco, estaba reconociéndome de algún lugar. Movió los labios y rió por lo bajo, saliendo de su estática pose.
—¿Qué pasa?
—Nada, viejo, nada—le respondió. Logan se aclaró la garganta y prosiguió—. Como sea, ¿primer día en la cantina?
Asentí.
—Solían traer la comida a mi habitación.
Mostró una sonrisita traviesa.
—¡Harry el educado! Normalmente a los prisioneros les agrada llamarle cárcel.
Me detuve a tragar la comida.
—¿Qué quieres decir?
Negó con la cabeza.
—El primer año suele ser un dolor de cabeza.
«¿Primer?» pensé.
—No te dejan salir, no te dejan preguntar, haces lo que te piden cuando quieren y prácticamente succionan tu humanidad. —Me guiñó un ojo.
La última parte termino siendo un misterio.
—¿Osea...?
—¡Que inocente, Har! No puedes casarte con las señoritas —exclamó recalcando la última palabra en español.
«¿Inocente? ¿Harry Styles tratado de inocente?»
—Creo que estás cometiendo una equivoca... —Miré a lo que se movía detrás de él— ¿Pero qué mierda?
Más allá de Logan se podía distinguir la confundida figura de nada más ni nada menos que Liam Payne.
Él estaba perdido buscando algo particular, sus ojos se cruzaron con los míos y los abrió de manera exagerada.
—¿Harry?
—¿Liam? —pregunté con alegría.
Sí, estaba feliz de ver una cara conocida, tanto fue mi desconcierto que me levanté de mi asiento sin titubear, caminé directamente hacia él con los brazo extendidos.
—No tienes ni una idea —comenté cuando estuve lo suficientemente cerca— de lo fel...
Un puñetazo en mi mandíbula interrumpió mis palabras. Para cuando lo volví a mirar él estaba enfurecido y rojo como tomate, algunos chicos tenían sus brazos con esfuerzo para que Liam no se arroje hacía mí.
—¿Qué le has hecho a Jade? —gritó tan fuerte que la vena de su cuello y cabeza parecían a punto de estallar— ¿Qué fue lo que le hiciste a mi abuelo? ¡Eres un monstruo! ¡Todo es tu culpa!
Me asusté, no recordaba haber estado asustado de algo desde hacía años.
—Styles, Payne. Incomunicados.
Se escuchó un gran bocanada de aire colectiva.
Cuando me empujaban eché la vista hacia atrás. Logan me saludó con la mano y con los labios me comunicó un «suerte» silencioso.
Llegamos a un área completamente blanca, con luces de más, me hacían entrecerrar los ojos gracias a lo cegado que me dejaba.
—Contra la pared. —Exigió el soldado que nos había traído.
Lo hicimos.
—Sostengan el cartel.
Nos sacó unas cuantas fotos juntos con el maldito cartel negro.
—Si salgo bien en alguna, ¿te molestaría etiquetarme? Es para mi perfil, —me burlé.
—¿Permiso para pegarle? —preguntó Liam.
El soldado miró alrededor.
—No lo digas, pero... Permiso concedido.
Y eso fue suficiente para sentir la cachetada de Liam en mi mejilla derecha.
—¿Mejor? —le pregunté a él.
—Bastante. —Respondió. —Pero no lo suficiente.
Llegado el momento nos encerraron en una habitación blanca, con una mesita blanca, un florero blanco y una flor blanca.
—¿Acaso se terminaron los asientos blancos que tenemos que sentarnos en el suelo? —bromeé para romper el hielo.
Liam desvió su mirada para reprimir el impulso de volver a golpearme.
Por encima de todo, casi en el techo un reloj absolutamente blanco con una cuenta regresiva de cuarenta y ocho horas.
Iba a ser largo.
Cerca de la cuenta de treinta y nueve horas una ventanita blanca se abrió, dejando ver unos muy atractivos ojos marrones, eran demasiado femeninos para ser de un hombre, en una esquina se apreciaba un mechón de cabello rojizo.
—¡Novicios! —nos festejó— Soy Nelson, Área Alfa, primera generación, ¡Qué semanita tuvieron! —rió— Me recuerdan a mí, un poco más cerrados de piernas.
Yo no pude contener una carcajada.
—¡Por fin alguien con sentido del humor! Venga,es mi semana de turno en las incomunicaciones así que sí, voy a darles de comer... Si me acuerdo, y voy a cuidarles hasta que salgan, mejor estén cómodos.
Una segunda ventana se abrió a la altura del suelo con dos platos de sopa.
Iught.
La simpática chica desapareció y yo quedé con los platos y un molesto Liam.
Los dos días pasaron bastante rápidos, con algo de la compañía de Nelson, y algunos muy pocos monosílabos de parte de Liam, quién extrañamente se desenvolvía más cuando Nelson estaba cerca.
Cuando salimos me sentí tan agradecido de tener habitaciones
Tan grandes en la institución.
Podía sentir el aire –casi– libre golpeando mi rostro cuando...
—Caballero Styles —saludó un soldado— A solicita su presencia, ahora.
Unos minutos más tarde me encontraba en frente de mi madre, actuando como una completa desconocida.
—Te preguntarás porqué estás aquí, —adivinó revisando unos papeles— bien, te enterarás en unos segundos, intenta mantener la compostura.Jade POV's:
Estaba recostada en mi litera y sola por primera vez en tiempo. Respiré el silencio mientras tocaba un poco más abajo de mis costillas.
No se sentía real tener vida dentro mío.
El sonido de la puerta ahuyentó mis profundos pensamientos.
Nelson pasó si decir palabra, lo cual era raro solía llamar toda la atención cuando llegaba.
Ella pintó de un tono carmín sus labios y luego escribió «Perra #SorryNotSorry» en el espejo. Sí, esa era Nelson.
—Jade, —llamó mi atención— a que no me creerás esto. —apostó retocando el maquillaje— ¿Recuerdas la vez que te dije que A me odiaba? Estaba muy equivocada, gracias a mi antigüedad en la institución y mi soltería, me concedió un esposo, nos casaremos lo antes posible.
Salí de mi cama sonriendo.
—¡Eso es genial Nelson! ¡Felicitaciones!
—No sabes cuánto me alivia todo esto —rió.
—Bien, —me emocioné— ¿quién es el afortunado? ¿Cómo se conocieron?
Ella no duduó
—Estaba cuidando una habitación de aislamiento y ahí estaba él, supuestamente por una riña, entonces Anne de la nada decidió por primera vez en la historia dar su aprobación con un novicio ¿no es fantástico? —Yo esperé a que continuara— Su nombre es Liam Payne, lo concerás mañana, ah, sí, y A dijo algo sobre un esposo tuyo y bla bla bla pero no presté atención lo siento.
—No importa. —reí, al menos significaba que A quería que Harry me despose, que por consiguiente significaría que se encuentra a salvo.
¡Y Liam! ¡Está aquí! Nada podría ser mejor.
Más tarde fuimos a descansar y por primera vez en un largo tiempo, nada corrompía mi conciencia, todo era pacífico.
Al día siguiente Anne había preparado un discurso para todos, por lo que los del área Beta también estarían, con Harry.
Las chicas iban de un lado a otro por un buen lugar. Nelson caminaba a mi lado muy ansiosa por ver a Liam.
Ya casi todos estaban en sus lugares mientras que mi amiga pelirroja daba codazos y movía la cabeza sin parar buscando a su prometido.
Se escuchó a Anne tocando el micrófono.
—¡Allí! —exclamó Nelson— ¡Es ese de ahí!
Mira al chico que señalaba, estaba corriendo porque no estaba en la fila entonces se aproximaba allí. Iba vestido con el uniforme y le quedaba sospechosamente bien.
—No, —sentencié —estás equivocada, ese no es Liam, ese es Harry Styles, el padre del hijo que espero.
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The only girl in the world- Jarry Stirlwall
FanfictionUn mundo sin mujeres, ¿te lo imaginas? pues Jade Thirlwall después de despertar de su coma descubrió que las mujeres se extinguieron hace años ya que los hombres descubrieron como tener hijos sin ellas. Jade tendrá que fingir ser un chico y mezclars...