05. El contexto es más importante que el hecho

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Día 35.

-Y esas cosas hacemos con mi familia, por lo general -Donghyuk concluía, sonriendo.

Comenzaba a entender por qué esas cosas simples a él lo llenaban de alegría y a mí me parecían tan... simples.

-Suena bien. Lo importante es que te guste lo que hagas -Comenté.

-Exacto -Retomó el pasar un trapo húmedo sobre los menús plastificados-. ¿Y qué hacen cuando tu familia se reúne?

-Mi familia -Buena pregunta-... No estoy muy seguro. Aunque siempre me insisten en que vaya cada vez que hacen una reunión familiar, hace mucho que no voy a una.

-¿No? -Sorprendido, me miró mientras limpiaba el siguiente menú- ¿Tampoco para cumpleaños, o para ir a la iglesia?

-A decir verdad, no soy bueno con las fechas, así que nunca recuerdo cuando alguien cumple años. Y, si bien bastantes familiares son religiosos, yo no sigo su misma creencia, así que no voy a ninguna iglesia -No sé en qué momento empecé a mover un dedo sobre la mesa de un lado a otro de forma horizontal, pero ya me había acostumbrado al movimiento y la sensación en la yema del dedo, por lo que no planeaba detenerme una vez que me percaté de ello-. Simplemente no somos unidos, eso es todo.

-Wow se me hace muy raro eso -Ejercía fuerza con el trapo sobre una zona en particular del menú, supuse que por una salpicadura seca o algo similar-... Aunque tal vez se me haga rara tu relación con tu familia porque mi relación con la mía no es así -Dejó de limpiar y me miró, levantando las cejas-. No quise decir "rara" de manera negativa. No lo tomes de esa forma -Rió nervioso-. Por "rara" quise decir "diferente a la mía", casi opuesta.

-Tranquilo, no me ofendí ni nada por el estilo -Me causó gracia ver el suspiro de alivio de mi compañero de trabajo al oírme decir eso-. Sé que no es una relación muy convencional. Entre ellos se llevan bien y quieren incluirme, pero sinceramente yo no quiero volver a formar parte de eso -Apreté los labios con fuerza al darme cuenta que estaba diciendo cosas personales frente a alguien que ni siquiera consideraba mi amigo.

-Tendrás tus buenos motivos para preferir evitarlos -Alzó los hombros y continuó luchando contra la suciedad del menú.

-Supongo que sí -Abandonando el movimiento horizontal de mi dedo, apoyé mi brazo sobre la mesa, mirando hacia la calle-. ¿Deberíamos cerrar antes? Más que lloviendo, parece que se va a caer el cielo -Un destello de luz pasó por la ventana, acompañado segundos después por un trueno potente-. No vino nadie en horas, y no creo que nadie venga.

-Somos empleados, no dueños -Me recordó por milésima vez-. Si querés manejar tus propios horarios, hacé tu propio negocio. Mientras tanto -Apilaba los menús ya listos-, adaptate a las circunstancias y reglas que se te impongan -Me tiró el trapo sobre el brazo-, y limpiá eso -Dijo mientras llevaba los menús a su lugar.

Agarré la tela sucia y fui a la cocina a lavarla. Los cocineros estaban jugando cartas alrededor de la mesa donde, cuando hay clientela, nos dejan a los meseros los platos listos para servir. Era la primera vez que veía que no había ningún plato, vaso ni cubierto sucio, y también la primera vez que entraba y el jefe de los cocineros no le gritaba a alguno por haber hecho mal una salsa o algo por el estilo.

Lavé el repasador y lo dejé colgado para que secara, aunque con la humedad que había, dudaba mucho que eso pasase pronto. Me aproximé a ver qué hacían, pero no entendía de qué trataba el juego, aunque me daba algo de gracia que cocineros en un restaurante jugaran a "La Podrida". Era un nombre curioso para un juego de cartas, y me pareció muy poco, o quizás demasiado, oportuno para el lugar y la circunstancia.

Loco B (Double B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora